Godoy Cruz chocó con un equipo bien plantado, que lejos estuvo de refugiarse en el fondo habiendo visto sus grandes números en los últimos partidos: lo atacó con mucha gente y logró desordenarlo con una buena presión en la mitad de la cancha. Pero no le alcanzó: cuando tu rival viene de racha, no hay lenguaje que lo complique...
Si bien salió a proponer su habitual juego ofensivo, el equipo de Flores no logró plasmarlo en la cancha: sólo en algunos minutos del primer tiempo tuvo juego asociado entre el pack de volantes ofensivos y su centrodelantero y casi no generó peligro (un remate de Ojeda que se fue al lado del palo, la única). El planteo de Tigre fue el responsable, que con sus cuatro jugadores de ataque (Protti a la cabeza), no lo dejó salir limpio y hasta le pudo haber marcado, dejando en evidencia los problemas defensivos de Godoy Cruz.
Ya en la segunda mitad, los de Martínez se quedaron y el Tomba -sin hacer grandes méritos- fue llevando el partido a campo rival poco a poco. Generalmente con jugadas cortas que partían de los centrales o bien saliendo de contragolpe, pudo abrir mejor la cancha que en el primer tiempo y empezó a complicar con algunos centros. Pero, con esfuerzo y físicos agotados -los cuatro cambios fueron por molestias musculares-, Tigre defendió y aguantó bien el resultado, casi sin pasar sobresaltos.
Casi. Porque cuando el encuentro se moría y todo hacía pensar que se venían los penales en la noche cordobesa, Aquino -entró y salió en el ST- encaró y generó la falta clave que Ojeda aprovechó: a la altura de la medialuna del área y sobre la derecha, sacó un zurdazo débil que se le terminó metiendo a Marinelli por culpa de un desvío en la barrera.
Así, Godoy Cruz pasó por primera vez en su historia a las semifinales de la Copa Argentina, donde enfrentará a Talleres.
