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Carinata, utilizada para producir biocombustible.
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Matías “el Gallo” Fernández nació en el campo, en Rincón del Cinto, cerca de Gualeguaychú, Entre Ríos, y ahí se quedó produciendo en el establecimiento familiar y potenciando lo que le enseñó su padre: trabajar la tierra.
Innovación
“Papá se me fue hace 4 años”, contó Matías, quien añora su compañía. Pero esta pérdida, en lugar de melancolía, lo hizo redoblar los esfuerzos.

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Fernández es el que lleva adelante el establecimiento cuya cabaña se llamará Don Elbio en honor a su papá. Agrandar imagen
Fernández es el que lleva adelante el establecimiento cuya cabaña se llamará Don Elbio en honor a su papá.
Hace pocos años se propuso comenzar a producir hacienda Limangus y armar una cabaña en la parte ganadera del campo, mientras que en la agrícola innovó en la producción de carinata, un cultivo novedoso que se utiliza para la producción de biocombustibles para aviones.
Hacienda Limangus
En cuanto a la producción pecuaria, cuatro años atrás Matías compró todos Limangus puros controlados, y este año, viendo que se iba a terminar la seca, compró uno puro de pedigree y 4 vaquillas puras controladas. Su idea es ir de a poco, porque la sequía lo dejó sin pasto como a tantos otros ganaderos. Confía a fondo, de todos modos, en las bondades de esta raza híbrida.

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El campo está habilitado para abastecer a los frigoríficos que venden carne dentro del cupo Hilton, destino la Unión Europea. Por eso apuesta todas las fichas al año que viene, ya con pastos y buena genética. “Esta hacienda es impresionante, tiene rindes en gancho de 62/63% y los novillos que sacamos pesan entre 480 y 520 kilos. Con la cabaña que estamos armando vamos a terminar de incorporar todos los eslabones productivos”, se alegró.
Carinata a la industria aeronáutica
En cuanto a la producción agrícola, “El Gallo” hace también 4 años que incorporó a la carinata. La mitad del campo lo siembra en abril con esta oleaginosa y la otra mitad con trigo. Ahora está en plena cosecha y su destino es la exportación. “Se va todo a San Pedro y de ahí al extranjero para abastecer de combustible a la industria aeronáutica”. En San Pedro, el puerto se ha venido especializando en granos especiales y libres de transgénicos.

Al grano de carinata no se lo utiliza para consumo humano y tampoco corre peligro con los bovinos. “Los animales tienen que tener mucha hambre para comerlo, por es una semilla picante”, explicó Matías.

En cuanto al proceso productivo, contó que la carinata se la puede implantar desde abril y hasta mediados de mayo. En este caso, la empresa proveedora es Nuseed y tiene variedades de ciclo largo y también de ciclo corto, que es la que se cosecha en noviembre.

“Se siembran 3 kilos de semilla por hectárea. Tengo un lote con 2,7 kilos y está muy bueno, ramifica más con menos kilos por hectárea, con menos densidad y la silicua (el fruto seco dehiscente) es más larga y por lo tanto tiene más peso y más contenido la semilla”, señala el entrerriano.

Al salir antes del lote que el trigo, esta rotación con carinata permite hacer maíz más temprano que con el cereal. Además Fernández apunta que “si se hace soja anda muy bien atrás de la carinata”, debido a su aporte de Nitrógeno.

Respecto de los rindes y las cuestiones económicas vinculadas al cultivo, cuenta lo que sigue: “El costo es de alrededor de mil kilos de cosecha por hectárea haciendo una buena fertilización y refertilización, haciéndolo bien. La cosecha es de 2000 kilos y a veces más también. Esto significa que te quedan otros mil kilos y el precio es de 500 dólares por tonelada”.

Además la empresa proveedora de la semilla luego compra la cosecha y “da una bonificación por carbono de 2 mil dólares cada 50 hectáreas que se hagan. Para eso tenés que certificar el lote y las prácticas de manejo. De este modo la semilla te queda casi sin costo”.

“No hay que poner mucha atención en proceso productivo. Una vez que nació se hace la refertilización cuando la planta tiene un par de hojas. Y el control de malezas casi no es necesario, porque en mis lotes mide 1,70/1,80 metros y abajo la maleza es imposible que se desarrolle, salvo alguna que se pueda escapar”.

Otra ventaja que Fernández le encuentra a este cultivo que promete es “la mejora en la estructura del suelo. Es algo impresionante, te queda muy bien la tierra con más raíces, aireada, mejor para el siguiente cultivo”, describe.
Fuente: Nicolas Razzetti para Bichos de Campo.

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