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Graciela Lazzeroni y Mirta Fernández son dos de las integrantes del Movimiento Apostólico de Schoenstatt de la ciudad de Colón, devotas de la Madre Reina Victoriosa Tres Veces Admirable, conocida como la Virgen de Schoenstatt, cuyo término significa “lugar hermoso”. Este viernes, mantuvieron una entrevista con El Entre Ríos con el fin de dar a conocer la labor que realizan e invitar a sumarse a quienes estén dispuestos a ser misioneros.

Se trata de un movimiento fundado el 18 de octubre de 1914 por el Padre José Kentenich, quien llegó como sacerdote a la ciudad alemana de Schöenstatt con el mandato de coordinar un grupo de seminaristas. “Descubrieron una pequeña capilla abandonada donde les llamó la atención que lo único que encontraron fue la estatua de San Miguel Arcángel, por lo que es quien acompaña a la virgen en todos los santuarios Schoenstatt del mundo. Allí no había ninguna imagen de la virgen, y los jóvenes seminaristas dijeron que debían buscar a María, a lo que el Padre respondió que María aparecería sola en el momento apropiado. Con el tiempo, el sacerdote recibe por encomienda un cuadro de la virgen, enviada por un amigo que la había encontrado en un anticuario”, explican.

En la Argentina, el Santuario de Schoenstatt se encuentra en Florencio Varela, donde residen las Hermanas de María. A Colón, la devoción llegó a partir de un problema familiar que involucraba a una hermana de Graciela, residente en Alemania. “Una amiga me trajo una novena con la imagen de la Virgen de Schoenstatt, me dijo que era alemana y que me iba a ayudar”, recuerda. Así comenzó sus oraciones y al tercer día recibió la noticia de que el problema había encontrado solución. “Yo continué rezando con el papelito que me habían dado, que era lo único que conocía. Hasta que vinieron de Concordia, nos convocaron a una reunión en la que nos presentaron la imagen de la Virgen de Schoenstatt y nos preguntaron si queríamos misionar con ella. Por supuesto dije que sí, porque era la virgen a la cual yo estaba rezando”.

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Foto: Rubén Comán/El Entre Ríos. Agrandar imagen
Foto: Rubén Comán/El Entre Ríos.
“Comenzamos a rezar bajo un árbol con un cuadro, para que la virgen se establezca en un lugar donde ella quisiera. Le propuse al sacerdote la placita de la terminal y el 7 de diciembre de 2003 se inauguró la ermita”, dice Graciela y ambas comentan que el cuadro que allí se encuentra está tallado por un carpintero colonense.

Entre las tareas del movimiento, está la de guiar misas en la Parroquia Nuestra Sra. del Carmen y en la ermita, donde el 18 de cada mes se conmemora el día de la Alianza con la Madre y los días 7, la inauguración de la ermita. También allí se rezan la novena a la Inmaculada que comienza el 29 de noviembre, el vía crucis y la novena a Nuestra Sra. de Schoenstatt.

“Tenemos una imagen que es la de la Familia, otra de los Enfermos, la de los Ciegos, el Bebé en Riesgo”, cuentan, y aclaran que “no somos un movimiento aislado. Hay misioneros en Liebig, San José, Villa Elisa y todos dependemos de Concordia, donde está el Movimiento Diocesano, que realiza el seguimiento de todos y reciben material del santuario de Florencio Varela”.

“El 7 de noviembre nos visitó una imagen auxiliar llegada desde Brasil y pasó con nosotros 9 días. Fue llevada a la Policía, Bomberos, geriátricos y otras instituciones”, agregan las entrevistadas.
Inspirados por Dios y aliados a María
“El misionero no es alguien que solo lleva una imagen a un determinado lugar, sino quien inspirado por la gracia de Dios, siente la necesidad de aliarse a María y peregrinar junto a ella. La misión se renueva una vez al año. Es preciso ser personas de fe, pudiendo ser hombres o mujeres y sin necesidad de pertenecer a un grupo parroquial”, explican sobre los alcances de su tarea.

Uno de los condicionamientos para sumarse suele ser el tiempo, a lo que responden: “Cada misionero puede organizar su tiempo de acuerdo a sus ocupaciones; por ejemplo una enfermera puede llevar la imagen por las habitaciones del hospital”.

El Movimiento Schoenstatt busca nuevos misioneros. Pueden comunicarse al 03447 421108 (Graciela) / 421375 (Mirta).
Fuente: El Entre Ríos (edición impresa)

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