El plantel conducido por Lucas Victoriano –primero en ser campeón como jugador y entrenador- tuvo a varias figuras y una de ellas fue Luciano González. El entrerriano cumplió con el legado de su padre Luis, el Chuzo, campeón con Atenas en 1990, y se sacó la espina que le había quedado en la 2018/2019 cuando el cuadro mediterráneo cayó en la definición con San Lorenzo.
“Estoy cumpliendo un sueño, salir campeón de La Liga. Se me da en un club que quiero mucho. Volví con un solo objetivo, que era este. Fue muy difícil jugar estos partidos, en Córdoba los disfruté un poco más, pero acá lo sufrí mucho. Logramos lo que nos habíamos planteado a principio de temporada. Fueron tres finales las que me tocaron perder con Instituto, y si bien gané con otros equipos quería salir campeón con este club”, expresó Luciano en diálogo con el programa Unocontrauno.
Chuzito nació el 1 de enero de 1990 y debutó profesionalmente en la 2008/2009 jugando el TNA para Echagüe. En la temporada siguiente pasó a San Martín de Corrientes, en la misma categoría, antes de dar el salto a la Liga Nacional en 2010 para calzarse la camiseta de Obras Sanitarias.
Tras un breve paso por Mina Gerais de Brasil, Luciano volvió a Entre Ríos para formar parte de Sionista en la 2012/2013. Su siguiente club fue La Unión de Formosa y en la 2014/2015 recaló en Atenas de Córdoba, siguiendo la tradición de su padre. Allí el escolta jugó dos campañas y luego emigró a Quimsa de Santiago del Estero (2016/2017), donde volvió en 2021, a posteriori de haber ganado todo en una temporada con el poderoso Flamengo de Brasil.
Sus restantes clubes fueron San Lorenzo (en la inconclusa 2019/2020) e Instituto, con quien la temporada previa a esa fue finalista y a donde volvió en 2021 con ansias de revancha, para terminar logrando su primer título de LNB.
