"No digo que Argentina dará la sorpresa, pero será un hueso duro de pelar", había señalado Carlos Borrello, DT del equipo antes del encuentro. Nada más acertado. El equipo se mostró bien en lo físico y con un gran planteo defensivo ante un rival peligroso, que nunca encontró la manera de romper el empate. El viernes, ante Inglaterra, desde las 13, la selección buscará dar otro golpe con la moral bien alta.
Lo más destacado del equipo nacional fue el orden defensivo. El seleccionado nunca perdió las marcas y siempre mantuvo la calma. El abrazo final de las jugadoras argentinas demostró lo importante que significa esta igualdad ante Japón, un equipo rápido y peligroso, para la historia del fútbol femenino. La Argentina jugó los Mundiales de 2003 y 2007 y había perdido todos los partidos, despidiéndose en primera rueda en ambas citas.
Las japonesas, que en Francia extendieron a ocho sus participaciones en el Mundial (todas), son grandes candidatas a quedarse con el título, aunque hicieron un partido muy discreto ante el conjunto nacional. Los partidos previos del equipo asiático no habían sido los mejores: cayeron derrotadas ante Australia, Francia e Inglaterra, una racha que se explica por la juventud del grupo.
La nogoyaense Soledad Jaimes fue la 9 titular del equipo argentino y mostró gran nivel en su puesto. La concordiense Yael Oviedo estuvo en el banco de suplentes y no ingresó en el primer encuentro que la selección jugó en Francia.
