“Cata nació con una cardiopatía congénita, hipertrofia septal se llama”, explicó su mamá, Andrea Peña: “Al haber nacido con eso, lo tiene naturalizado y creció así, lo maneja muy bien, pero no puede realizar actividad física”.
Fueron días muy difíciles para la familia, que debió instalarse en Buenos Aires para que “Cata” recibiera la mejor atención médica posible, hasta que la gran noticia fue confirmada en la mañana de este martes: “El órgano está en camino”. “Su enfermedad se complicó tras un comportamiento restrictivo del corazón y está con hipertensión pulmonar, es por eso que el equipo médico decidió que la mejor alternativa para continuar con su vida era el trasplante”, había contado su madre.
Ahora, tras la ablación del corazón de su donante, resta la intervención quirúrgica que se llevaría adelante en las próximas horas.
