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Horacio Salina, uno de los 17 detenidos por integrar una banda de narcotraficantes, salió de prisión y decidió dar una entrevista para contar su versión de la historia. Fue arrestado durante los allanamientos a cargo de la Policía Federal, el 8 de junio. El hombre permaneció detenido aproximadamente un mes y fue liberado el viernes 5 de julio por falta de mérito, el juez no encontró elementos de condición suficiente para probar que fue autor o coautor del delito de tenencia de estupefaciente con fines de comercialización.
El arresto
“Era el día 8 de junio, salía de trabajar a las 9:30 aproximadamente, (aclara que es recolector de residuos y trabaja para la Municipalidad de Concordia hace 24 años), lo único que me pude enterar es que la Policía Federal me estaba haciendo un seguimiento desde el año 2017, pero yo tranquilo porque lo único que hago es ir y venir de mi trabajo”, dijo Salinas.

Contó que el domicilio allanado queda en Paula Albarracín, entre Medina y Gregoria Pérez, donde vivía una mujer con la que él tenía una relación “yo llegaba ahí y me bañaba, tomábamos unos mates… así todos los días, luego me iba a mi casa”, dijo y rememoró: “Ese día llegué directo desde el trabajo y estaba la Policía, me hicieron pasar y ahí empezó todo. Me decían que yo estaba involucrado en la causa de Francia y de Trinidad, que ellos estaban haciendo un seguimiento (…) hablaban de autos y cosas, pero yo no tengo nada que ver con eso yo ni bicicleta tengo”.

Salinas afirmó su inocencia y dijo:“Ni yo ni mi compañera tenemos nada que ver con eso y quiero dejarlo claro, ni siquiera conozco donde vivían los Francia, por supuesto que lo conozco a Néstor, él trabaja en la Municipalidad de recolector también, es un compañero como cualquier otro, yo hace 24 años que trabajo ahí”, explicó.

Aunque pasaron varios días, el empleado municipal sigue preguntándose por qué tuvo que pasar días en prisión, aunque intentaron explicarle que fue por un vínculo con su compañero de trabajo. “No sé bien por qué, pero parece que había una grabación en la que yo hablaba con mi compañero, (refiriéndose a Néstor Francia Brun) pero esa vez fue la única que yo hablé con él, no sé ni por qué lo llamé, eran cosas del trabajo, de compañeros y capaz ahí empezó toda la película”, aseguró.
“Nunca fui preso, no se lo deseo a nadie”
Salina contó cómo fue la experiencia de la detención y estadía en la Unidad Penal de Gualeguaychú. “Al principio nos llevaron a Chajarí, ahí pasamos todo el sábado incomunicados en una piecita chiquita, éramos 17 personas y dormíamos en el piso todos apretados. El fiscal iba viendo, quienes tenían relación con la causa y si no iba soltando, las mujeres estaban en otro lugar”. “El domingo al mediodía comí porque mi familia me llevó comida, la Policía solo nos daba agua, posteriormente viajamos esposados al asiento y agachados cabeza abajo hasta Concepción del Uruguay y no sé qué pasó creo que llegamos tarde a declarar y tuvimos que volver hasta Chajarí” contó y agregó: “Si hubiéramos tenido un accidente moríamos todos ahí porque teníamos agarradas las dos manos como a la parte de debajo de la butaca”.

“Ese día pedí para bañarme con agua fría porque yo estaba re sucio, había llegado de la recolección. El martes allá en Concepción declaré que no sabía por qué estaba ahí, que solo conocía a Francia del lugar de trabajo. Recién después de declarar conocí a los que eran de ‘la banda’ en la que yo supuestamente estaba metido. En el penal los mismos presos me enseñaban todo lo que iba a pasar. Nunca estuve preso, no se lo deseo a nadie”, explicó.

Salina afirma que no entiende por qué lo detuvieron, y que siempre esperó poder salir. “A mí me explicaron que caímos como una banda, así que íbamos a tener que quedar ahí hasta que el juez mire y estudie bien la causa y vea mis papeles” contó.

Acerca de la familia Francia, entre los que está detenida Gabriela, empleada del Instituto Becario y colaboradora en la Municipalidad de Concordia, contó: “Los de Francia estaban todos juntos en el Pabellón N°2, el padre, el yerno, el cuñado y mi compañero, son cuatro ellos, y yo estaba en el Pabellón N° 11 con Trinidad, Cáceres y uno más”.

“Los presos me hacían de psicólogos porque a veces me ponía re mal, me aconsejaban que lo tome con tranquilidad que la ansiedad no me mate. Caminaba en el baño, un baño grande iba y venía de pared a pared unos 20 minutos por día, para pasar el tiempo. Allá no entraba la luz del sol, no hay patio, son ‘chozas’ le dicen ellos”, describió sobre su situación y la Unidad Penal.
El momento de salir y la vuelta al trabajo
El recolector esperó varios días porque, según relata, le habían hablado de la posibilidad de salir pronto de la prisión. Ahora, más allá de haber logrado la libertad, espera poder reintegrarse en el trabajo.

“No veía las horas de que el juez pudiera ver mi caso y me largue, iba contando los días y de vez en cuando me desesperaba. Me habían dicho que si antes del proceso que se cumplía el viernes no me soltaban me iba a tener que quedar por 8 meses, una cosa así.

‘‘Había llegado el viernes y no pasaba nada, no me habían soltado, luego de las dos de las tarde, me resigné, me acosté a dormir un ratito la siesta y quedé ahí (se emociona), luego de comer me puse a mirar tele en mi rancho y ahí me llamaron, eran las 19:30 el viernes 5 de julio cuando me dieron la libertad”.

Salina al momento cuenta con el apoyo de su familia, “es feo para mí salir a la calle ahora porque todos me hablan y me preguntan cómo fue, yo no tuve nada que ver con esto de una banda narco, por eso quise hablar y contar”.

Según opinaron sus familiares presentes en la entrevista, les dolió mucho que toda la gente sin conocer, ni siquiera preguntar, hablaron y hablaron en contra de Salinas. Ahora aseguran que saben quién es quién. “Hay que seguir adelante, yo hoy recién salí para hacer los papeles para volver a trabajar, va a ser difícil”, concluyó.
Fuente: Diario El Heraldo

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