“Delincuentes ingresaron por una ventana y ocasionaron destrozos, arrancaron un ventilador y prendieron fuego en una habitación que utilizamos como aula para dar catequesis”, relató la catequista Celia Pressel.
La mayor parte del daño se concentró en esa dependencia, aunque las secuelas del humo y el hollín alcanzaron incluso el altar: “Se ensuciaron las paredes, los pisos, el altar y todo; lo único que quedó intacto fue el sagrario, algo que es extraordinario”.
La capilla San Antonio de Padua depende de la parroquia de Valle María y es un espacio de encuentro para los vecinos del paraje rural. “Es una capilla muy humilde, donde nos conocemos todos. Acá se celebra misa cada dos domingos. Por las lluvias, la última fue en junio, pero siempre hay actividades como la catequesis”, describió Pressel.
Actualmente, asisten 12 chicos a la catequesis y seis de ellos se preparan para tomar la comunión. “Es una pena lo que pasó, porque es muy triste. Nos llena de tristeza y nos duele el alma”, expresó la catequista.
Pese a la desolación que dejó el hecho vandálico, la comunidad ya comenzó a organizarse para restaurar el lugar sagrado: este jueves habrá una reunión organizativa y una jornada de limpieza.
