“Mis abuelos en Entre Ríos tenían una casa vieja con calcáreos, pisos de pinotea, baños antiguos y techos altísimos”, cuenta Josefina en una evocación con la que es fácil identificarse; algunas de esas cosas (casi todas) forman parte de un imaginario compartido. Lo singular es que ella y su marido recrearon esos entornos en su propio hogar. San Martín de los Andes fue el sitio elegido y con el arquitecto Tulio Rossini pusieron en marcha el proyecto de una construcción de estilo galés, acorde a la tradición de los colonos en la Patagonia.
Para asemejar los ambientes de la nueva casa a aquella infancia rural, los dueños recurrieron a los elementos de la época que fueron encontrando por todo el país y también trabajaron con artesanos de aquí y de allá a los que les mandaban referencias y medidas.
Las Colifas se caracteriza por sus originales prendas con cuero y géneros rústicos que llegan a todo el país. “Obviamente el laburo es rodeada de los chicos: siempre están alrededor nuestro”, comparte esta mamá de siete.
Belleza y funcionalidad, esa es la cuestión
Lejos de pensar que todo tiempo pasado fue mejor, cada decisión fue bien razonada, como las aberturas de madera en lugar de PVC o los calcáreos, que la anfitriona defiende con pragmatismo: “Si se manchan, se manchan... A mí me copa ese ambiente de campo que dan”, simplifica.
Decidida a preservar el estilo patagónico, la pareja descartó las aberturas de PVC y encargó todas en pino Oregón con DVH. Combinan bien con las puertas originales y con las imitaciones hechas por un carpintero de Buenos Aires.
Esencia de campo
Todo tiene pasado en esta cocina: la isla, que vino de una chocolatería (Antigüedades Counco), conserva la placa central de mármol para moldear el chocolate en rama. De una vieja parrilla, cuelgan plantas y enlozados.