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El ministro de Seguridad de Entre Ríos, Néstor Roncaglia, habló sobre la muerte de Ariel Goyeneche, ocurrida días atrás en Paraná, en circunstancias confusas y en medio de las acusaciones de la familia a la Policía por la deficiente atención y detención que derivaron en el fallecimiento por asfixia.
"Me duele que digan que la Policía lo torturó"
Para Roncaglia, fue un hecho “lamentable” y si bien dijo comprender el dolor de la familia y confesó que tanto él como los agentes involucrados en el suceso están afectados por lo ocurrido.

Goyeneche “nunca fue agresivo con la Policía. Entonces la Policía no tiene por qué pegarle o ser agresiva. Por eso me duele que digan que la Policía lo torturó. Lo que quisieron hacer fue darle contención para trasladarlo a un centro de salud mental”, sostuvo el titular de la cartera de Seguridad.

Ahora “está todo en manos de la Justicia, que dio intervención a Gendarmería. Siempre que hay un resultado de estas características, el Juez, por razones de imparcialidad, convoca a otra fuerza para que haga todas las pericias”.

Roncaglia pidió hablar directamente con los uniformados involucrados. Son un cabo y un sargento con edades entre 25 y 35 años. Quería, según dijo, percibir de primera mano qué había ocurrido. Los agentes que intervinieron llegaron acompañados del Jefe. “Están muy dolidos. Apesadumbrados. No querían que pase esto. De hecho, al hermano de uno de ellos le pasó lo mismo hace un tiempo. También sus hijos los interrogan sobre lo que ocurrió”, describió el ministro.

“No son asesinos ni torturadores. Tuvieron un resultado fatal que no buscaron”, puntualizó.

“Todos estamos doloridos. Es un hecho grave. Lo hablé con el Gobernador (Rogelio Frigerio).

Por otro lado, consignó que aún no recibió a los familiares del muchacho fallecido. “Es todo muy reciente. Todavía no nos pidieron una entrevista”.

Asimismo, consideró: “La palabra tortura es muy fuerte, tiene mucha connotación. Decir «los policías lo torturaron», yo lo digo: No fue así. Entiendo el dolor de la familia y la acompañamos, pero se está haciendo totalmente transparente”.

En este sentido, narró que ordenó que a los uniformados que intervinieron se les haga un dosaje de sangre y de orina “porque si no van a decir que los policías estaban contaminados por droga o alcohol”.

“Si hay un exceso en la función, lo dirá la Justicia. Yo no”, señaló, al tiempo que dejó en claro que Goyeneche “no era un delincuente” por su condición de adicto sino una persona que había que “tratar y cuidar”.
La versión policial de la muerte de Goyeneche
Respecto de lo ocurrido el lunes Roncaglia dijo que no vio los videos filmados por vecinos que han circulado por varias redes sociales. Su conocimiento de lo acontecido se basa en el relato de los dos uniformados.

“Fue un hecho lamentable y grave. Fue un episodio donde la Policía interviene a raíz de que un vecino avisa que había una persona corriendo por los techos. No sabía si era un delincuente. La Policía tampoco. Estos dos agentes van en el patrullero y se encuentran con Ariel exaltado, pero no en una crisis profunda. Piensan que puede ser un delincuente que no robó aquí, pero sí en otro lugar”

En esa circunstancia, hablaron con el Fiscal de turno, quien dispuso que lo remitan a una dependencia policial para hacer averiguaciones de su identidad. “Es lo que hicieron”, consignó el Ministro.

Goyeneche “hasta ese momento respondía. Les contó a los policías que lo querían matar, que estaba perseguido. Subió por su propia voluntad al patrullero. Lo esposaron porque es una medida de seguridad para él y para terceros. No sabían con quién estaban tratando”, consignó.

En el trayecto, iba un policía manejando el móvil y otro sentado detrás, acompañando a Ariel, quien incluso alcanzó a comentarles que había consumido cerveza y cocaína. Según el relato que recogió el titular de Seguridad, todo iba normal hasta que llegaron frente a la Jefatura Departamental, sobre calle Gualeguaychú a metros de la Comisaría Segunda.

“Me dijeron que el chico (Goyeneche) tiene una preparación (fìsica) de lucha personal, era muy fuerte. Entonces abre (la puerta de) el patrullero y se baja corriendo e ingresa a la Departamental a los gritos que lo querían matar. Seguramente era un síndrome persecutorio. Ahí varios policías lo tratan de calmar porque corría y daba manotazos. Pero en ningún momento le pegaron. Eso es lo que me dicen los policías”, agregó.

La investigación fiscal deberá determinar cómo fue que una persona esposada pudo abrir la puerta de un móvil policial y dar manotazos a uniformados dentro de la sede policial.

“La idea – continuó Roncaglia – era darle seguridad a una persona exaltada que andaba a los gritos. Lo calman y lo vuelven a subir al patrullero. Cuando lo están llevando a la comisaría, vuelve con lo mismo. El policía que iba atrás con él dijo que comenzó a arrojar patadas, que se pone de costado y con las piernas rompe el vidrio del patrullero”.

Fue entonces que los dos agentes descienden y lo bajan, agregó. “No lo podían tener. En un momento dado, dicen que se queda quieto. Uno de los policías es especialista en RCP y empieza a hacerle masajes. (Ariel) Comienza a vomitar, algo que es común en casos de consumos problemáticos. Mientras, la ambulancia, que ya habían pedido porque vieron que no era un tema policial sino médico, venía en camino”.

Cuando llega el vehículo de salud “se lo llevan con el resultado de muerte, que es algo que ni la Policía ni nadie quiere. Pero pasó”.
La investigación posterior y más detalles del caso
En la investigación “habrá transparencia total”, garantizó.

Roncaglia dijo que se enteró de lo ocurrido “inmediatamente. Me llama el Jefe de Policía (Claudio González( y me cuenta este episodio. En mi experiencia, hay que poner todo en juego, investigar lo que pasó. No sólo en este caso: siempre. La muerte de un ser humano es grave en cualquier circunstancia”.

Por eso, le pidió a González que, amén de la intervención judicial, “vaya al lugar. Y estuvo. También el Director de Operaciones y la directora de Asuntos Internos, porque más allá de la investigación en la Justicia está en marcha una interna sobre la actuación de los policías”, especificó. Además, se hizo presente en el sitio gente de la Dirección de Integridad Profesional que depende directamente de Roncaglia.

Por otro lado, indicó que la Jefatura Departamental, donde se habría introducido Ariel cuando logró escapar del patrullero “no es un lugar con una dependencia para alojar detenidos. La Comisaría sí”. Por eso fue que no retuvieron al muchacho allí y volvieron a subirlo al patrullero para trasladador a la Segunda.

Asimismo, consignó que no se hizo el traslado a la guardia del Hospital San Martín, ubicado a escasos 300 metros del lugar del incidente, debido a que “se había escapado por segunda vez. Estaba en la vereda y no lo podían contener. Y cuando se desvanece, la Policía pide la ambulancia”.

Al retener a Goyeneche, esposado y tirado boca abajo, entre la vereda y la calle frente a la Comisaría, las imágenes de un video registrado por un vecino muestran a un uniformado arrodillado sobre las piernas del joven y otro con las rodillas apoyadas en la cintura y los tobillos trabándole la cabeza.

Sobre el particular, Roncaglia indicó que lo que estaban haciendo es “una maniobra para contenerlo, sostenerlo, porque estaba muy exaltado y tenía una contextura física importante. Dicen (los policías) que se retorcía y no lo podían tener. Uno de los policías tiene 120 kilos. Y me dijo que (Ariel) se levantaba y lo levantaba también a él”.

Sin embargo, aclaró: “La recomendación es nunca ponerse sobre la espalda. Yo no ví eso (por el video). Pero surgirá de la autopsia. Si fue (que se ubicó) en la espalda y murió por asfixia por compresión… Insisto: no hubo intención de matar a nadie”.

“Se habla de tortura. Y eso no es tortura. Es ayudar a una persona en crisis, reducirla para poderla trasladar”, remarcó.

Con respecto a la atadura que se le hizo a la altura de los tobillos, el Ministro evaluó: “Creo que la idea era inmovilizarlo. La recomendación es sostenerle las extremidades. Cinco personas por cada una en crisis: una en cada brazo y pierna y otra en la cabeza”.

Por otro lado, avaló la decisión del Jefe de Policía de dejar en actividad a los efectivos que estuvieron comprometidos con el procedimiento. “Ellos no están imputados de nada. La actividad policial tuvo un resultado muerte que no quisieron. Yo les dije: había dos posibilidades. O miraban para otro lado y se iban a su casa, porque estaban por salir de franco, o intervenían como policías. Ellos fueron a trabajar y terminaron con este episodio”.

“Tenemos que ser respetuosos de lo que decidan el Fiscal o el Juez. Cuando haya una imputación y una indagatoria a los policías, será diferente. Pero hasta ahora no hay nada. Es una actuación policial con una resultado que nadie quiere pero puede pasar”, abundó.

Situaciones como las de Goyeneche “seguirán pasando. (Los uniformados) Se encontrarán con personas exaltadas. Hace poco ocurrió el caso Berenice, en Victoria, que fue muy parecido. Pataleaba, pegaba y escupía. En el hospital no la pudieron controlar y se escapó. Vuelve, pero termina fallecida”, recordó.

Hay protocolos nacionales e internacionales sobre cómo actuar ante personas con crisis por consumo de drogas o alcohol. Pero “en Entre Ríos no existe”, confesó. Pese a esto, hay pautas generales de la actuación policial que se contrastarán con el accionar en este hecho. Se trata de una investigación administrativa paralela a la judicial que lleva adelante Asuntos Internos.

Para saldar esa falencia, hoy hubo un primer encuentro en el que participó la plana mayor de la Policía, el área de Derechos Humanos de la Provincia y en la próxima se sumará el Ministerio de Salud.

Para graficar la importancia de este recurso, planteó “Si este chico (Goyeneche) saca un arma y ataca a un policía ¿Qué hacer? Hay que tener un protocolo de actuación ¿Tiene que morir el policía? No. Yo no lo voy a permitir”.
Fuente: Entre Ríos Ahora

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