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Nacida el 5 de abril de 1973 en Villa Elisa, Entre Ríos, Selva Almada se configuró ante la crítica y los lectores como una de las mejores voces narrativas de Argentina.

Buenos Aires es su lugar de residencia desde el 2000 y con 9 libros publicados, se proyectó como una ”escritora feminista” desde que ”Chicas Muertas” , una serie de crónicas sobre tres femicidios, vio la luz en el 2014.

La escritora explica los prejuicios que tuvo que derribar en su profesión y opina sobre la igualdad de género.

¿Qué significa ser mujer para usted?

Significa una manera de estar en el mundo, un sitio donde me paro, un modo de mirar y de entender las cosas.

¿Cómo ve el rol de la mujer en el ámbito laboral?

Si te referís a derechos y obligaciones laborales, lamentablemente en la mayoría de los ámbitos de trabajo las mujeres tenemos las mismas obligaciones que los hombres pero no los mismos derechos ni los mismos sueldos. La asimetría en estos aspectos es evidente y pese a la lucha feminista esto no termina de revertirse nunca. Si a esto sumamos que las mujeres tenemos que atravesar acoso sexual por parte de jefes y compañeros varones; actitudes sexistas, manipulaciones y abuso de poder, creo que los espacios de trabajo reproducen lo que vivimos a diario en otros ámbitos.

Es considerada una escritora feminista, ¿Qué lugar ocupa el feminismo en su vida y cómo llegó a ella?

Fui durante muchos años, casi desde que tengo conciencia, una feminista sui generis. Fui criada y educada en el feminismo espontáneo: mi madre nunca leyó un tratado feminista y quizá ni siquiera se reconozca como tal, sin embargo mis primeras lecciones de feminismo las aprendí a su lado. Por alguna razón (quizá mala prensa o prejuicios), tardé mucho en reconocerme feminista. Hoy creo que el feminismo es la única causa que abrazo con pasión: creo que ser feminista es la única manera honesta y justa de participar de la sociedad.

Se podría decir que su libro “Chicas Muertas”,marcó un antes y un después. ¿Cómo fue ser mujer y escribir un libro sobre tres casos de femicidio?

Sí, creo también que escribir ese libro que fue un proyecto de muchos años, terminó de afirmarme en el feminismo. Al principio, creo que sentía una curiosidad policial en el tema o en lo (poco) de policial que pueda tener. Pero rápidamente, por suerte, entendí que se trataba de otra cosa, que el femicidio no era una cuestión policial, que no era un crimen común y corriente, que ni siquiera era algo del orden privado aunque la mayoría de las veces ocurriera en el ámbito de la casa o familiar. Había algo mucho más grande, más tremendo. Había una trama cultural que sostenía la violencia de género, que refrendaba el asesinato de mujeres, de travestis, trans, homosexuales, niños y niñas… que el poder lo tenía el macho y estábamos a su merced.

¿A qué mujer/es admira y por qué?

Admiro la valentía y la fortaleza de las mujeres que pueden atravesar las situaciones más espantosas, salir adelante y reinventarse. Por ejemplo, a fines del año pasado, escribí unos textos sobre mujeres que fueron prendidas fuego por sus parejas y sobrevivieron al ataque. Esas mujeres que siguen vivas pese a todo, con el cuerpo plagado de cicatrices, que tuvieron la valentía además de fotografiarse y que tienen la fortaleza de contar su historia, a ellas las respeto y las admiro profundamente. (Selva Almada hace mención a ”Quemadas”, un ensayo fotográfico de Belén Grosso y Sebastián Pani)

Si pudiera elegir a alguna mujer y mantener una conversación con ella, ¿A quién elegiría? ¿Sobre qué le gustaría hablar?

Mientras escribía Chicas Muertas tenía las fotos de Andrea, Sarita y María Luisa (las chicas cuyas historias se cuentan en el libro) arriba del escritorio. A veces inventaba conversaciones con ellas. A veces pensaba que era como si estuvieran conmigo y nos quedábamos en silencio, yo mirándolas detenidas para siempre en una edad que hoy podría convertirlas en mis hijas (aunque éramos contemporáneas). Creo que más que hablar, me gustaría poder abrazarlas.

¿Cree que existe la sororidad en la actualidad? ¿Qué opinión tiene al respecto?

La sororidad existe aunque haga poco que empezamos a usar esa palabra. Siempre ha existido, siempre las mujeres hemos buscado en otras mujeres compañía, amor, comprensión… creo que la sororidad es la última trinchera, que hay que defenderla porque nos mantendrá vivas.

¿Qué prejuicios relacionados a la mujeres tuvo que derribar en su profesión?

Que las mujeres solamente escribimos para lectoras mujeres; que hay temas de mujeres y temas de hombres (no hay temas en la literatura: hay escritura o no hay); que las mujeres no podemos enseñar o acompañar los procesos de escritura de varones (tuve y tengo alumnos varones a los que les ha ido muy bien trabajando conmigo); que la narrativa es territorio de los varones: cuando la narrativa argentina más interesante de la última década la escribimos las mujeres.

Hay cierto desprestigio respecto a la “literatura hecha por mujeres y para mujeres” ¿Qué opinión tiene al respecto?

No opino nada. Me parece una discusión pasada de moda. No merece la pena ni detenerse a decir nada al respecto.

¿Cómo ve a la Argentina en materia de igualdad de género?

No la veo bien. No somos un país avant garde en ese aspecto aunque tengamos la pretensión de serlo (como en tantos otros aspectos). Pero veo que las mujeres, las travestis, las personas trans tomamos las calles y la palabra y que es hermoso lo que estamos haciendo.
Fuente: Rouge.perfil.com

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