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Un desastre ambiental del que ya nadie se pude seguir haciendo el distraído

Para los que no saben de qué arroyo se trata, El Doctor es un curso de agua que corre desde casi las entrañas de la ciudad de San José para después sumarse al arroyo Perucho Verna, del que es tributario, en la zona del puente de La Picada, pasando el barrio de El Brillante. Desde allí, esa comunión de aguas termina algunos kilómetros más abajo en la zona conocida como La Calera, a pasos de Pueblo Liebig. Lo de arroyo es desde ya hace mucho tiempo una manera de decir, considerando que es una de las vías de agua más contaminadas de la provincia de Entre Ríos. Una cloaca a cielo abierto que traslada deshechos de frigoríficos de la zona, más precisamente de uno en particular, y desde hace un tiempo casi superados por grandes cantidades flotantes de materia fecal, que se presume podrían venir de las lagunas de oxidación, responsabilidad directa del municipio de San José.

Motorizados por imágenes recientes de peces muertos en la zona del puente de La Picada -suena increíble que ese haya sido el catalizador pero así lo dijo en un acto de sincericidio el secretario de Ambiente de Entre Ríos Martin Barbieri- , la provincia -a través del Consejo Regulador de Uso de Fuentes de Agua (CORUFA)- se ocupó de organizar en San José el pasado viernes 5 de octubre una reunión informativa y con el objetivo de sentar las bases de un plan ambiental para sanear la cuenca del Perucho Verna y sus tributarios. En hora buena que así haya sido, porque nunca hubo pedido, denuncia, reclamo, oraciones o plegarias que lograran motorizar al municipio de San José, el que siempre se mostró pasivo e indiferente ante esta situación, que finalmente está saliendo a la luz.

Hete aquí que junto con la municipalidad de San José otro de los principales responsables de la contaminación del arroyo El Doctor, como el ejecutivo municipal bien lo ha sabido por muchísimo tiempo, es una empresa avícola muy conocida, Noelma, esto a través de una de sus empresas vinculadas, el frigorífico Dyesa. Siendo un importante exportador, y conocidos por la empresa los altos estándares de seguridad ambiental e higiene que se requieren para poder participar en los mercados internacionales, Noelma enfatiza en su sitio web que tiene sus oficinas comerciales en Villa Elisa, Entre Ríos, "una región de excelente pureza ambiental". Llamativo, pero en último caso válido ya que la pureza ambiental de la que ellos hablan es de Villa Elisa, donde vive su dueño, y no precisamente en San José y todo el noreste de su ejido, donde la realidad indica algo totalmente distinto.

A todo esto, se entiende que la municipalidad haya hecho oídos sordos a denuncias y reclamos respecto de las responsabilidades del frigorífico habida cuenta que el dueño del mismo, que emplea unas 800 personas y es uno de los grandes empleadores de la comuna, les habría comunicado que se iría con su música a otra parte si se le exigía que se ajustara a derecho y terminara con esta evidente y flagrante violación ambiental con consecuencias devastadoras para el entorno en todas sus expresiones. Ante esto, ya sea por miedo o simplemente por una difícil de entender complicidad, prefiere no ejercer el poder de policía que le compete y ha elegido en cambio el de contestar con evasivas o directamente no hacerlo. Repiten por ejemplo hasta el cansancio la muletilla de acuerdos en estudio con universidades nacionales que analizarían el tema, algo que nunca termina de concretarse. Verso y más verso.

Mientras tanto, no hay conocimiento de que exista organismo contralor municipal alguno que se ocupe del seguimiento del tema, ni tampoco registro de quien vierte que en el arroyo. No por lo menos que tenga carácter público, por lo general y hasta ahora, la táctica municipal ha sido la de tirarle la culpa a la provincia aduciendo falta de control por parte de los organismos provinciales. Para empeorar aún más las cosas, desde hace algún tiempo se observa en el agua negro/verdacea del arroyo una cantidad inusitada de materia fecal, como muestran las imágenes, por lo que no es descabellado presumir que las lagunas municipales de oxidación podrían estar vertiendo parte de su contenido en el arroyo, y sin que la municipalidad se atenga a hacer nada al respecto.

Cabe aclarar que en el arroyo El Doctor no ha habido peces por años, que sus aguas matan todo lo que tocan -animal o vegetal-, y que después de contaminar las aguas del Perucho Verna -allí donde ambos se juntan es donde parecen todos los peces muertos mencionados por Barbieri- , desemboca en el Rio Uruguay unos pocos kilómetros más abajo, se mezcla con las aguas del rio -que tampoco bajan limpias, para rozar tierra en las playas del Balneario San José -el que recibiría una suerte de "fuego amigo"- antes de seguir camino hacia Colon, cuyo puerto esta solo unos pocos kilómetros rio abajo.

Hay que decirlo, más allá de la exasperante pasividad municipal, llama la atención que la provincia recién ahora se apreste a tomar cartas en el asunto. También sorprende, que en el encuentro mencionado del pasado viernes ni el propietario del frigorífico ni ninguno de sus gerentes se acercara -desconozco si fueron invitados- a exponer su punto de vista, y a explicar cómo piensan colaborar para solucionar el problema. Mientras tanto, y sin poder gozar ¨la pureza ambiental¨ que si les cabe a algunos otros, al problema lo sufren una parte de la población de San José, y también muchos otros -sobre todo gente de sectores más vulnerables- que viven en las proximidades de la orilla de El Doctor y del Perucho Verna, en los barrios de El Brillante, El Colorado, y hasta en Pueblo Liebig. Considerando el estado de situación, otro motivo de sorpresa es que los ambientalistas se hayan enfocado exclusivamente en el arroyo Perucho aguas arriba. Lo que hace pensar en algunos guiños políticos como explicación para la sorpresiva desorientación de estos grupos.

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La página web de Noelma resalta la "pureza ambiental"
Alguna vez en esta misma columna hablamos de la necesidad de que todos, sin distinción, aprendamos a convivir en un medioambiente sustentable. Esto es, se debe buscar armonizar el medioambiente con las actividades productivas desde el principio de la razonabilidad. Posiciones extremas a ultranza, de cualquiera de los lados, no sirven. De hecho, y paradójicamente, los organismos públicos -llámese nación, provincia o municipios, se han caracterizado por tomar muchas veces posiciones populistas y poco prudentes que terminan castigando injustificadamente a las fuerzas productivas. No parece ser este el caso.

Con lo que aquí ha sucedido hasta ahora, queda expuesto que el grupo vecinalista que hoy gobierna la ciudad de San José no parece estar a la altura del desafío que presentan estos tiempos tan complejos. Los problemas se magnifican también por la manifiesta inoperatividad e incapacidad del equipo de gestión que integra el Ejecutivo municipal. De por sí una gran desilusión, considerando que el peronismo nunca le ha sabido ofrecer a la ciudad las soluciones que esta necesitaba y necesita. Claro que todavía están a tiempo de revertir esta pálida imagen, producto de una situación que parece haberlos superado y expuesto y que le da validez al interrogante que se plantea en el título de esta nota.

La Intendente Monjo, su mentor político, el senador provincial Canali, y quienes lo secundan son rehenes, cómplices, culpables o todas esas cosas juntas a la vez. Cada uno debería sacar sus propias conclusiones. Mientras tanto, la Municipalidad debería dar de una vez por todas las explicaciones pertinentes y también disipar los rumores que dicen que lo único que le interesa a la actual administración son los negocios que orbitan alrededor de la rezonificación -lo que hace que no se le preste la atención necesaria a temas centrales como este- y que están provocando un insoslayable caos en las zonas agrícola-ganaderas del ejido.
Fuente: El Entre Ríos Edición Impresa