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Estamos en verano. Hace calor, la temperatura sube y la gente sabe que se viene la mejor época del año: el carnaval. En Concordia, particularmente, el pueblo vive y respira esta fiesta popular. Incontables ensayos, incontables horas de desvelo para terminar los trajes. Realmente, este acontecimiento único forma parte de la identidad ciudadana. El Corsódromo, con capacidad para 15.000 personas, rebosa de algarabía y contagia a locales y turistas.

¿Cómo podemos destacar al carnaval concordiense del resto de las propuestas del país? Ese debe ser un interrogante constante en los hacedores de este magnífico evento, ya que siempre se puede ir por más. Y aquí, inevitablemente, la diferencia se puede hacer si orientamos la mirada más allá de las fronteras nacionales. Si apostamos a fortalecer la plaza concordiense, mirar al resto del mundo resulta una alternativa más que válida.

Si se buscara proyectar la identidad del Carnaval de Concordia para obtener reconocimiento internacional, la internacionalización de ciudades nos puede brindar el marco idóneo para volverlo realidad. Para ello, los gobiernos locales buscan alcanzar objetivos claramente definidos, en función de sus prioridades y de los instrumentos y estructuras institucionales adecuadas para materializarlos.

Concretamente, la proyección internacional del Carnaval (o de cualquier evento turístico) puede darse a través de dos herramientas: el marketing y la diplomacia de ciudades. El marketing de ciudades esuna disciplina que nace a partir de la necesidad de buscar una identidad propia que ponga en manifiesto los valores de una ciudad y proyectar sus recursos y cualidades, a públicos internos y externos.

Por otro lado, la diplomacia de ciudades también busca proteger, promover, fomentar y representar efectivamente los intereses de las ciudades y de sus ciudadanos en el exterior. Asimismo, y tal vez lo más importante, es que busca atraer cooperación y asistencia técnica internacional para las ciudades,así como obtener nuevas ideas y proyectos de política pública para mejorar la gestión a nivel local.

En este mundo globalizado del siglo XXI, las oportunidades florecen en cada rincón de la superficie terrestre, pero se presenta algo paradójico: hay más oportunidades, pero también hay más riesgos. ¿Cómo contrarrestar esto? A través de una estrategia, realista, consciente y articulada con los principales intereses y recursos de una administración local. Con un plan – y la voluntad política para ejecutarlo - los beneficios podrían ser exponenciales.

Si volvemos al Carnaval, tenemos mucho para compartir con el resto de la humanidad. Pero también, y de esto estoy seguro, tenemos mucho que aprender. Para compartir lo que hacemos bien, la pasión popular, el fervor carnavalero, podemos proyectar el carnaval concordiense en el resto del mundo. Participar en ferias internacionales de turismo, o incluso en otros carnavales internacionales, podrían ser algunas de las claves a explorar.

Para aprender sobre lo que podemos mejorar, la diplomacia de ciudades es la llave. Hacer acuerdos de cooperación con otras plazas internacionales de carnaval en América Latina, resulta un buen punto de partida. Por ejemplo, Río de Janeiro en Brasil, Barranquilla en Colombia, Oruro en Bolivia, Veracruz en México. Mediante esos acuerdos, se pueden intercambiar experiencias, fortalecer la promoción e incentivar la transferencia de conocimientos.

Para generar mayores beneficios económicos, mejorar la expertise y colocarse como una plaza internacional, Concordia debe exportar el modelo de su experiencia carnavalera. Sin enormes recursos y con mucho conocimiento, se puede lograr.Como dice el dicho popular, “Carnaval toda la vida”. Y yo le agregaría: “hacia todo el mundo”. Estamos orgullosos de nuestra identidad. Permitámonos soñar, compartámosla con el resto del mundo.
Fuente: El Entre Ríos.

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