Atención

Esta imágen puede herir
su sensibilidad

Ver foto

Compartir imagen

Agrandar imagen
Oscar Parrilli
Oscar Parrilli
Oscar Parrilli
La afirmación precedente se tiene como atribuida a El Quijote de la Mancha y dirigida a Sancho.

Pero, como todo puede ponerse en duda, y tantas veces esa duda a quien la expresa el tiempo le da la razón, se da el caso de un filólogo, para quien “el récord de citas falsamente atribuidas ?que yo sepa? se lo lleva El Quijote. No es extraño escuchar la frase «Cosas veredes, Sancho, que farán fablar las piedras», para referirse a algo que nos causa sorpresa o perplejidad.”

Explicando que la cita está atribuida a don Quijote, seguramente porque se dirige al personaje de Sancho y porque tiene un lenguaje arcaico, pero lo cierto es que don Quijote nunca llegó a pronunciar semejante frase ni ninguna parecida. El verdadero origen de esta expresión hay que buscarlo en el Cantar de Mío Cid, cuando Rodrigo Díaz de Vivar le dice a Alfonso VI «Muchos males han venido por los reyes que se ausentan…», y el rey contesta «Cosas teneres, Cid, que farán fablar las piedras». Como puede verse, en un principio la expresión era «teneres» en lugar de «veredes».

No es nuestra intención terciar en la polémica, porque en nuestro aquí y ahora, no existe ya nada que pueda causarnos sorpresa o perplejidad. Aunque aún no hemos escuchado hablar a las piedras. Por más que nadie debería olvidar esa jornada en que manifestantes enardecidos –e inclusive legisladores que salían del recinto de sesiones, para sumarse a los apedreadores, para luego replegarse y volver a participar en la sesión- que daba la impresión de intentar hacerse escuchar a los piedrazos, en ocasión de una sesión en el Congreso de la Nación, en la que la Cámara de Diputados trataba un proyecto de ley por el que se reformaba el régimen jubilatorio en el orden nacional.

A la vez, entre las cosas que nos toca ver hoy, cabe aludir a un caso de “puerta giratoria” al que debe considerarse “Premium”, atento a la secuencia que se habría observado entre el momento en que un ladrón fuera ingresado detenido en un recinto policial hasta que se lo dejó en libertad, saliendo por la misma puerta giratoria.

Se debe remarcar la verdad de lo sucedido, aunque debemos admitir que pueden existir errores de detalles. Se trata de un sucedido en San Salvador, donde a un vecino le sustrajeron un automóvil del interior del inmueble en el que habita. Algo que lo llevó a hacer la denuncia policial respectiva. Aunque no convencido de la celeridad con la cual se iba a encarar la investigación, comenzó a recorrer las calles de la ciudad hasta que constató la presencia del vehículo sustraído, al frente de una vivienda ubicada en la periferia. Dio aviso telefónico a la policía de esa circunstancia y se quedó observando desde lejos, hasta ver a unos policías llegar al lugar donde se encontraba estacionado ese automóvil. Después de lo cual se dirigió a la sede de la Jefatura de Policía departamental, en la que ingresó y se sentó a esperar. Vio así ingresar al detenido supuesto autor de la sustracción, al que poco después lo vio salir. Siempre sentado, hasta que mucho después le habrían hecho entrega, previa firma del acta respectiva, del auto que se le había sustraído. Algo que vendría a significar que no solo el damnificado encontró el auto que se le había sustraído, antes que la policía hubiera emprendido la investigación, sino que pudo ver cómo el autor del hecho ingresaba a la sede policial en calidad de detenido y fuera puesto de inmediato en libertad; mientras pacientemente siguió esperando el momento en el que le restituyeron lo que era suyo.

Nos encontramos aquí ante un caso con final feliz. A continuación nos ocupamos de otro, que tiene cierta gracia, a pesar de ser en el fondo horripilante. Sucede que el miércoles pasado comenzó lo que se conoce como “el juicio a Oscar Parrilli por el libro ‘La década ganada’”. Parrilli, actual senador nacional, presidente del Instituto Patria, y estrechísimo ladero de la vicepresidenta, comenzó a ser juzgado en la causa del libro “La década ganada” por el delito de defraudación a la administración pública, por haber autorizado el pago de 800 mil pesos como adelanto para el texto que nunca se imprimió.

El hecho por el que se lo juzga se remonta a cuando Parrilli era secretario general de la Presidencia, durante el segundo gobierno de Cristina Kirchner. En ese cargo tenía bajo su órbita a la “Unidad Ejecutora Bicentenario de la Revolución de Mayo 1810-2010″, encargada de los festejos del Bicentenario.

El hoy senador autorizó el uso de 800 mil pesos como adelanto para la impresión del libro “La Década Ganada” que formaba parte del “Plan Integral de festejos que busca construir un sentir de pertenencia, integración y creciente participación de la sociedad toda”. Se iban a imprimir 100 mil ejemplares para entregarse entre mayo y junio de 2013 a un precio de 80 pesos cada libro. El trabajo de impresión se adjudicó de manera directa a la Casa de la Moneda, a cargo entonces de Katya Daura -que también será juzgada- que gastó 2.652.000 de pesos en el papel y más de un millón de pesos en el alquiler de un depósito.

El dinero se utilizó, pero el libro nunca se imprimió y la Secretaría General de la Presidencia no hizo el reclamo. Ayer, ya terminada la audiencia en cuyo transcurso maltrató a uno de los jueces del tribunal buscando una excusación de éste, que no logró, trató de exculparse diciendo que “al fin y al cabo el Estado no salió perjudicado, ya que el dinero salió de una de sus cajas para ingresar a otra, también suya”.

Concluimos con la alusión a otros dos casos, archiconocidos por todos. Se trata de dos asesinatos. El primero es el de María Martha García Belsunce de Carrascosa. El segundo es el de Nora Dalmasso. En los dos se presentaron situaciones trágicas que se sumaron a las respectivas tragedias. Así, en el de María Martha García Belsunce, la circunstancia de su homicidio ocurrió el 27 de octubre de 2002, y recién en estos momentos se indaga a su presunto homicida. En el interín, su marido, Carlos Carrascosa, estuvo siete años en la cárcel por un delito que no había cometido, después se ser juzgado, condenado en dos instancias para luego ser declarado inocente por la Suprema Corte, al resolver un recurso extraordinario.

Por su parte, Nora Dalmasso fue encontrada estrangulada en el dormitorio de su casa en Río Cuarto el 26 de noviembre de 2006. Hace unos pocos días fue absuelto su marido en un juicio en el que revestía la condición de acusado, por la misma fiscalía que lo había acusado. Luego de dos acusaciones previas, con similares resultados, una de las cuales fue contra su hijo.

Algo que da que hablar, más allá de la lentitud –que también está presente en una situación cuya morosidad existe tanto de manera deliberada, como cuando esa condición no lo está- y lleva a insistir, en algo que solo es una verdad a medias. Cual es que “una justicia lenta no es justicia”. Y entonces, siendo así la que tenemos, al no ser justicia, ¿cómo nombrarla?

Con lo que concluimos, antes que “comiencen a hablar las piedras”…

Enviá tu comentario