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Debo confesar que hay muchas cosas que no sé. Aunque siempre me las arreglo para salir bien parado, porque soy de aquellos que si no la ganan, por lo menos, casi siempre terminan empatando.

Pero como tampoco soy engreído, y me tengo por buen perdedor, no me gusta hablar de lo que no conozco. Hablo de fútbol porque soy de una familia de fanáticos de… Chacarita, pero a pesar de la cruz que ello significa, a los partidos me los veo todos, no importa quienes jueguen y, de paso, a todas las previas y las previas de las previas y todas las posteriores hasta que comienzan las próximas previas.

Lo que sí es verdad que no me engancho con todo eso que suena a política o que hace referencia a los chicos de semillas, pensionados, y ahora “sodomizados”, palabra nueva que incorporé a mí ya vasto vocabulario, que me cuido de mezquinar para que no me tengan por engreído. De las botineras ni hablar, ni de chanchullos parecidos. Debo confesar, lo mismo, que siendo fanático como soy de Messi no pude dejar de anoticiarme de la plata que esconde para no pagar impuestos. Y que me dio mucha lástima, porque no lo creo capaz de hacer esas cosas, sino que hay alguien gran corruptor que las hace sin que él sepa para quedarse con los vueltos. Porque con la plata que tiene, ¡otro que para tirar para arriba!
De cualquier manera, no pude dejar de enterarme de los bochornos del último fin de semana. Algo que me llenó de terrible vergüenza, y que me llevó a preguntarme por los grupitos de gente mala, que vienen a mandarnos, porque si se miran bien las cosas a pesar de que una enorme mayoría de nosotros somos gente buena, nos tienen dominados y hasta diría que somos sus prisioneros.

He escuchado, a raíz de todo esto, hablar mucho estos días de mafias y más mafias como así antes oía hablar de asociaciones que no eran lícitas. Me pregunto: ¿las mafias y las asociaciones ilícitas son una misma cosa? ¿O dos cosas diferentes? ¿Y si en realidad lo que hay es una mafia de las mafias?

Hace poco al pasar también oí hablar a alguien de que en nuestro país, donde se aprieta sale pus. Entonces me lo pregunto, ¿son las mafias las que se ocupan de fabricarlo? Porque, de ser así, las mafias no serían solo algunas, sino que habría infinidad de ellas.

Fue allí cundo me asusté pensando que estamos metidos dentro de un gran mazacote, y no solo metidos sino pegados, como se pegan los bichos en un plato de almíbar.

Y me dije: qué lástima que no está mi tío, para explicarme todo lo que pasa, y en primer lugar para que me diga antes que nada lo que hay que hacer para acabar con las barras bravas. Porque si es cierto lo que escuché, ellos son los que se llaman los soldaditos, aprovechados de las mafias.
Fuente: El Entre Ríos (edición impresa)

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