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Entre los habitantes de la Antártida se encuentra el Krill, un crustáceo del cual existen alrededor de 90 especies. Su longitud varía entre los 8 y los 70 mm, cuya parte alimenticia (la cola) es para el ser humano un complemento alimentario muy valioso.

Vive en el mar abierto y constituye un elemento importante de la cadena trófica. Su abundancia lo convierte en el alimento de numerosas especies animales, entre los que se destacan pingüinos, peces, mamíferos y grandes cetáceos, como las ballenas, que consumen hasta 2 toneladas de krill de una vez.

Debido a su enorme importancia como fuente de proteínas, en nuestros días, sobre todo las flotas japonesa y polaca, pescan el krill. Los trece países miembros del Tratado del Antártico han creado una oficina con base en Australia que dispone de poderes para limitar las capturas.

El Krill Antártico es una opción interesante para la alimentación humana por su alto valor biológico y nutricional y como protección a numerosas enfermedades. Posee sustancias indispensables para nuestro organismo. Las vitaminas contenidas en el Krill Antártico son: Vitamina A, B, B2, B3, Acido nicotínico, B5, B6, B9 Acido Fólico, B12, C, D, E, H, Betacaroteno, Astaxantina.

Su alto contenido en Aminoácidos esenciales, Minerales, Oligoelementos y Vitaminas lo convierte en un revitalizante Metabólico, un protector de los huesos, dientes, pelo, evita, además, la pérdida de masa ósea y la descalcificación.

Tiene una acción benéfica sobre el sistema cardiovascular (arterias y corazón). Ayuda a tener el nivel justo de tensión arterial contribuyendo a reducir el riesgo de esclerosis, infarto, trombosis.

CONTIENE PROTEINAS, en un 70%, de las cuales un 46% se componen de aminoácidos esenciales que nuestro organismo no puede sintetizar y debe sacar de la alimentación. De esta manera se cubren las dosis proteínicas que nuestro organismo necesita.

CONTIENE MINERALES Y OLIGOELEMENTOS muy importantes para nuestro organismo, tales como Calcio, Magnesio, Fósforo, Selenio, Zinc, Sodio, Yodo, Flúor, Manganeso, Cobre y Potasio.

CONTINE ÁCIDOS GRASOS (lípidos), en proporciones equilibradas (saturados 32%, monoinsaturados 30% y polinsaturados 38%), de todos ellos destaca la serie Omega 3 y el Ácido Oleico.

Ideal para el corazón


El Omega 3 es un nutriente indispensable para el organismo, muy beneficioso para el corazón. Se caracteriza por ser antiinflamatorio y anticoagulante; disminuye los niveles de colesterol y triglicéridos y la baja la presión sanguínea.

Pero esto no es todo: estos ácidos grasos también pueden reducir los riesgos y síntomas de otros trastornos, incluyendo diabetes, accidente cerebro vascular, artritis reumatoidea, asma, enfermedad intestinal inflamatoria, colitis ulcerativa y deterioro mental.

Un estudio publicado en el Journal of Agricultal and Food Chemistry sostiene que el aceite de krill reduce el colesterol un 30% y contribuye en tratamientos para la hepatomegalia, la esteatosis hepática y la hipercolesterolemia. Ademas, según el estudio realizado por un grupo de investigadores de Australia, Noruega y Finlandia, el consumo diario de dos gramos de aceite de krill durante ocho semanas incrementa en un 125% el índice de Omega-3.

Según se indica en Infobae, el aceite de krill se comercializa en Argentina bajo la marca CapsKrill, que cuenta con la certificación Friend of the Sea: su cosecha de krill se hace bajo parámetros de sustentabilidad y cuidado del recurso. Es fabricado en Estados Unidos y Canadá, y su calidad está auditada y aprobada por organismos como la FDA de los Estados Unidos, Health Canada, EFSA de la Unión Europea, TGA de Australia, entre otros.

Otras fuentes para aumentar el consumo de Omega 3, además de las cápsulas, son los pescados frescos de mar (arenque, salmón, atún, caballa, pez ángel, gatuzo). Especialistas recomiendan ingerir una porción de 250 gramos cinco veces por semana. Entre las fuentes de origen vegetal, la que mayor concentración de Omega3 aporta es la Salvia Hispánica (chía).

Detergentes inteligentes


Pero los beneficios del krill para la especie humana irían más allá de su consumo. El Centro de Ingeniería Bioquímica y Biotecnología de la Universidad de Chile, está estudiando una enzima capaz de obtener resultados similares a temperaturas más bajas. ¿Qué tiene que ver el krill antártico en esto?

Desde hace un tiempo se están produciendo detergentes "biológicos" o "inteligentes". Sus fórmulas, entre otras cosas, contienen un tipo particular de enzimas llamadas proteasas, que actúan disolviendo proteínas, lo que les permite atacar eficazmente manchas de origen orgánico (sangre, pasto, sudor).

Lo que se utilizará del krill, para este nuevo tipo de detergente, está situado en la parte digestiva. Es usado como un modelo porque vive a baja temperatura. Pero como de 2,4 kilos de krill se obtienen sólo 4,7 miligramos de la proteína –sin contar con las dificultades para conseguirlo- el objetivo es aislar el ADN de la proteína para clonarla y producirla en forma industrial.

El equipo de investigadores espera clonar el gen de la enzima. Una vez clonado, el gen se vuelve un importante producto comercial.

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