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El "cuñado" (derecha) junto a Luciana Almada
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Es como si se tratara de una peste. Por los contagios que explican su desparramo. De allí que todo lo que ocurra en materia de corrupción a nivel nacional, parece repetirse como un calco al provincial, y no queremos ni por un instante ponernos a pensar que esa misma situación puede llegar a ocurrir a nivel municipal, aunque existen algunas señales de que algo así en algunas comunas ha estado ocurriendo.

La técnica aplicada de inoculación de la peste es conocida. Se comienza por la colonización familiar del poder, por cooperativas de esposos, esposas, ex esposos, hijos, entenados, yernos y alguna abuela y muchos primos; a los que se suma un grupo de acólitos incondicionales que se llevan una parte de la tajada.

Ya cada uno cómodo en su silla, llega la hora de comenzar a pensar en los “negocios” a los que abre la “llave del poder”. Viene después la organización de asociaciones ilícitas multiuso, o dedicadas con exclusividad a un determinado rubro. Lo que sigue de allí en más es “pura logística”: amañar las licitaciones, cobrar el peaje, ocuparse de las facturas truchas, de blanquear el dinero negro, distribuirlo y esconderlo de la mejor manera posible.

Hasta se prevé el peligro de que alguien meta la nariz donde no debe, y que vaya con el cuento a un fiscal o un periodista. Es por eso que a la hora del amuchamiento se alerta acerca de no convertir a la esposa en una mujer despechada, o de los “buchones”, de esos que hablan demás, inclusive con el solo objeto de darse importancia. Y ese es el momento de utilizar la estrategia de la victimización y de proclamar a viva voz la condición de perseguido o preso político.

Frente a lo cual el escándalo de la legislatura de nuestra provincia parece no interesar a casi nadie, para quedarnos corto. En realidad lo que se sabe es poco: de algunos funcionarios de la legislatura imputados o presos, de contratos truchos que eran abonados por facturas fabricadas de la misma forma y de la existencia de una organización en la que alguien se ocupaba de la contratación, otro de la facturación, recaudación y de elevar lo recaudado a quien se encontraba en un escalón más alto, aunque no se sabe si era o no el “número 1”, empleando la jerga de los mentideros paranaenses.

Entre los presos hay uno al que muchos lo sindican como ese “número 1” y al que señalan, según las fuentes, como funcionario del Senado Provincial, y otro como Secretario del bloque senadores justicialistas, el que no es sino el cuñado del último ex gobernador. Y como todo parece darse entre cuñados, precisamente es su cuñado –no del “ex” sino de su cuñado- aquél que trabaja en la Cámara de Diputados junto a un Contador de este cuerpo que completa por ahora esta lista de presos.

Algo que hace más molesta las cosas es que el funcionario senatorial imputado y preso con sus travesuras viene a demostrar hasta qué punto es peligroso no ya andar organizando asociaciones ilícitas, sino ceder a la presión para formar cooperativas familiares, escudándose en aquello de que un funcionario de ese nivel debe “estar rodeado de personal de la máxima confianza”, aunque también tiene mucho que ver con aquello de que la caridad bien entendida empieza por casa.

Con lo hasta aquí referido, para decirlo con lenguaje chabacano, recién empieza la cosa. Porque se habla de una multitud de contratos por montos muy pequeños y que de esa manera hacen un montón grande, o sea una cantidad de dinero que por su volumen cuesta creer que se habla en serio.

Pero de no ser chiste –y dígase lo que se diga no son estas cosas para tomarlas de otra forma que no sea en serio- el problema resultaría mucho mayor, si se confirma que la situación a que aludimos no es nueva, ya que no se trata de lo sucedido en los dos últimos años sino que se arrastra, lo menos, desde hace una década atrás. Lo cual sería explicable, por coincidir en gran parte la misma con la década ganada.

De aquí en más vienen algunas reflexiones que la situación descripta a vuelo de pájaro nos provoca.

La primera de ellas es por qué no se han conformado -o de haberse hecho el porqué de no haberse difundido públicamente esa conformación - en ambas cámaras legislativas comisiones investigadoras de esos desarreglos, para dejar todo aclarado: la existencia de los contratos, el nombre de los contratantes truchos que se prestaron a la maniobra, los funcionarios legislativos que fueron parte de ella o estaban por su posición para enterarse y no callar ante la misma, y la cuantía del “desvío de fondos”, o esa forma novísima y paqueta de hacer referencia – será para hacernos tomar las cosas con más calma- a “los latrocinios de caudales públicos”, ya que de eso precisamente se trata.

A la que se agrega otra reflexión de mayor entidad, dada su gravedad indiscutible, la que en realidad es una pregunta: ¿cómo se le puede haber pasado a los legisladores de ambas cámaras y de todas las bancadas, un estado de cosas como el relatado y que al menos los fiscales intervinientes en su investigación tiene por cierto, y que dan cuenta de una desorganización perfectamente organizada? Pero que no era otra cosa que un desquicio, al fin…

¿Es que no hubo, entre los senadores de la bancada justicialista, alguno que aunque más no fuera por casualidad tuviera sospechas de que un cuñado de un ex gobernador, anduviera en cosas raras? ¿Máxime si se tiene en cuenta la existencia de otras causas penales abiertas contra él, que obligaban a abrir los ojos con alerta? Y en referencia a la totalidad de los legisladores, ¿ninguno de ellos tuvo la curiosidad de preguntarse cuál era el destino de esa millonada de pesos, que para cualquier mortal que no parezca vivir en una burbuja, la consideraría como exageradamente escandalosa?

Se cuenta que se le daba el apodo de “papamoscas” a cierto artilugio del siglo XVI que marcaba las horas en la catedral de Burgos. Y que el mismo es una figura grotesca de rostro humano que emerge sobre la esfera del reloj y hace sonar la campana de las horas mientras abre y cierra la boca. Y de allí la locución coloquial que repita ese apodo y que significa estar con la boca abierta y sin hacer ni decir nada, con referencia a quien está absorto y distraído.

Por nuestra parte, no creemos que se pueda aplicar ese mote a nuestros legisladores. Pero de cualquier manera, no está demás el consejo de que, de aquí en más, se muestren mas alertas.

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