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Las proyecciones del FMI
Las proyecciones del FMI
Las proyecciones del FMI
Por más que se hagan ingentes esfuerzos por maquillarlo, el impacto de la extensa cuarentena sobre la economía ha sido tremendo. El FMI dijo esta semana que se espera que el PBI argentino se contraiga casi 12% este año, pero estimaciones privadas abren la posibilidad de que esa caída sea aún peor, uno o hasta dos puntos adicionales.

El coronavirus tuvo un claro efecto negativo sobre la economía mundial, y sobre América Latina en particular, pero los manejos de las políticas públicas inherentes a cada país, y también los distintos puntos de partida en la que encontró a sus economías hizo que los resultados macro fueran malos, peores o mucho peores. En el caso de Argentina, diez años de recesión ininterrumpida, incluyendo el segundo mandato de Cristina Kirchner y el único de Macri, más un manejo desprolijo y poco profesional de la ecuación salud/economía durante la pandemia provocó una tremenda caída en la actividad económica, superior incluso a la de la crisis del 2001/2002. La peor de la historia.

De los países de la región, solo dos de ellos, Perú y Venezuela, van a sufrir una caída mayor a la nuestra en este 2020, por lo menos en función de lo proyectado hasta ahora. Para el FMI, Argentina debería caer 11.9% mientras Perú debería contraerse 13.9% y Venezuela perdería el 25% de su PBI. En el caso de nuestros vecinos, las caídas se esperan menos pronunciadas, 5.8% en Brasil, 6% en Chile, 4.5% en Uruguay, 4% en Paraguay, y 7.9% en Bolivia.

Respecto de la posible recuperación económica del año que viene, todavía no están echadas todas las cartas, y mucho va a depender también de lo que suceda con los avances de la vacuna y las posibilidades de un rebrote en la región durante el invierno que viene. De las estimaciones de crecimiento hechas por el Fondo, la más desafiada parece ser precisamente la de Argentina, considerando la tremenda crisis de confianza que atravesamos y que amenaza con acelerar la caída económica actual y quitarle fuerzas a una eventual recuperación. Otro factor que conspira contra un eventual rebote, además de la velocidad de la curva de contagios de coronavirus que hoy es la más empinada de toda la región, es la insistencia de nuestro gobierno en confiar las palancas de la recuperación al sector público y no al privado, al contrario de lo que viene sucediendo en el resto de los países.

No solo eso, el rebote se deberá dar sobre la base de los aportes de un estado exhausto, fundido y que no tiene crédito. Un estado que hoy acude a la emisión monetaria como casi única herramienta de financiamiento y en un contexto de altísima inflación, mientras el resto de los países de la región disfruta de inflaciones esperadas de un solo digito. Es más, si se observa la tabla que acompaña a este escrito, se podrá observar que el FMI optó por no pronosticar – o no publicar- nuestra inflación para el año próximo, la que estimaciones privadas sitúan en un nivel de 50%.

Respecto del 2021, el Fondo estima que nuestra economía debería recuperarse 4.9%, entre nuestros vecinos solo superada por el 5.6% de Bolivia y el 5.5% de Paraguay. La estimación es que Brasil, Chile y Uruguay crezcan 2.8, 4.5, y 4.3% respectivamente.

Sin embargo, considerando la crisis de confianza, sin plan, sin rumbo y sin equipo, que ha devenido en crisis cambiaria, no son pocos los analistas que ponen en duda esa recuperación nuestra del 5%. Sobre todo porque cada día que pasa las chances de una devaluación desordenada crecen más y más. Una devaluación no programada, como la que parece se está preparando, promete de manera inmediata una escalada inflacionaria y un descontrol final de todas las variables macroeconómicas. Situación a la que podría ponerle coto un gobierno que finalmente presente un plan serio y consistente de estabilización macroeconómica, con un equipo sólido y con capacidad de decidir con cierta autonomía respecto de la política, y con el apoyo de los organismos multilaterales. Quede claro, que para barajar y dar de nuevo, y rota la confianza como está, eso podría hacerse recién el día después de una devaluación.

El desenlace final de toda esta dinámica será determinante respecto de cuánto terminará creciendo Argentina en este 2020 y cuánto en el próximo. Al día de hoy, el 11.9% negativo de este año y el 4.9% positivo del próximo son casi una expresión de deseos.
Fuente: El Entre Ríos

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