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Esta semana, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) sacó un informe sobre cuál será el tiempo que le tomará a los distintos países del G20, exclusivo club del que milagrosamente todavía seguimos siendo parte, recuperar su nivel de actividad económica prepandemia. Argentina aparece en el informe creciendo 6,1% en el 2021, después de una retracción del 9,9% en el 2020. En el 2022 el crecimiento esperado se ubicaría en el orden del 1,8% según este mismo organismo, siendo además el país que más tardaría en alcanzar los niveles de actividad prepandemia medidos per cápita. Todo lo perdido se recuperaría recién en el 2026, casi una eternidad.

Respecto a los otros países del G20, China, Turquía, Corea del Sur y los Estados Unidos ya recuperaron lo perdido y apuntan a superarlo con creces de la mano de rebotes muy importantes en la actividad económica. Mientras tanto, Japón, Alemania, India e Indonesia lo harán durante este 2021. En la región, Brasil volvería a los niveles pre-crisis en 2022, y México en el 2023. Los últimos en recuperar lo perdido antes que lo haga Argentina serían Arabia Saudita, a principios del 2024, y Sudáfrica a finales de ese mismo año. Allá lejos, y como ya dijimos, quedaría Argentina para bien entrado el 2026.

Entre las razones de las dificultades para la recuperación económica de nuestro país se citan el impacto de la segunda ola del Covid y la lentitud para conseguir vacunas y aplicarlas. Según el informe “los persistentes desequilibrios macroeconómicos y las nuevas restricciones a la movilidad pesarán sobre la demanda interna y limitarán la recuperación”. Además, advierte que la inflación “que ronda el 40 % anual, permanecerá en niveles altos, a pesar de la débil demanda interna y los estrictos controles de precios”.

Desde una mirada más local, una noticia como la que se conoció en el día de ayer, ilustra el porqué de nuestras dificultades para lograr que nuestra economía se recupere más rápidamente. Después de que el gobierno estimara la inflación en un 29% para este 2021, mientras trataba de forzar paritarias en el orden del 30%, Cristina Kirchner y Sergio Massa se acaban de despachar autorizando subas salariales de 40% para los empleados del Congreso en este 2021. Eso incluiría también a sueldos de senadores y diputados.

Otra vez la política y nuestros políticos. Mientras suben por ley los impuestos a las ganancias de las empresas, hoy en su gran mayoría fundidas, se otorgan un aumento de sueldos sin haber hecho en todo este tiempo ningún esfuerzo -cobrando siempre en tiempo y forma-, esfuerzo que sí tuvieron que hacer los asalariados, formales o informales, del sector privado durante la pandemia. Cero sacrificio cuando bien les correspondía y ahora se dan aumentos generosos superando las previsiones inflacionarias que ellos mismos establecieron y alentaron.

Imposible no ser el último país de la lista en recuperarse cuando estas son las actitudes de nuestros dirigentes. No en vano hoy todos y cada uno de los argentinos quiere trabajar para un estado que se financia con emisión monetaria y con los impuestos que paga un sector privado fundido.
Fuente: El Entre Ríos

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