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Le propongo un juego. Hagamos de cuentas que usted es un gestor de inversiones, y maneja una cartera de bonos soberanos en dólares de países latinoamericanos. Su trabajo es invertir dinero de terceros en las oportunidades que le parezcan atractivas en esta parte del mundo. En la actualidad usted tiene una cartera diversificada que incluye bonos de Uruguay, con un rendimiento promedio en dólares de 3% anual; Chile, 2.6%; Brasil, 3.35%; Perú, 1.7%, y México, 3.3%. Ahora su jefe le ha pedido que analice la alternativa de invertir en bonos soberanos argentinos, flamantes nuevos bonos recién salidos de su reestructuración, y que tienen un increíble rendimiento de 13%. Mientras lo escucha, piensa en ese irresistible rendimiento de las obligaciones argentinas, mientras recuerda que más de la tercera parte de los bonos soberanos a nivel global rinden negativo. Sí, escuchó bien, menos que cero.

Supongamos que usted sabe poco de Argentina, en realidad vive del otro lado del mundo, así que lo primero que hará será verificar el estado de su economía. Una vez hecho eso, deberá chequear previsibilidad, seguridad jurídica, estructura impositiva y por supuesto analizar qué tipo de medidas toma el gobierno en ejercicio. Es importante también entender cuál ha sido el impacto del coronavirus sobre la economía del país; leyó por ahí que Argentina tiene el récord de la cuarentena más larga del mundo, pero también que el nivel de casos está todavía en aumento y que Argentina ya está en el top ten de numero de contagiados. Por eso, cuando le dicen que la economía argentina va camino a caer tal vez 15% en el año, ya no se sorprende tanto.

A nivel macroeconómico, las cosas lucen peludas según va descubriendo. La recaudación de impuestos se cayó a pedazos, hay emisión masiva de pesos y el estado aumentó el gasto social y la ayuda al sector privado, que está golpeadísimo, pero por otro lado no hizo ningún ajuste. Con una inflación esperada de más de 40% para el año próximo, única en la región salvo en Venezuela, se entera también que la presión impositiva de Argentina es una de las más altas del mundo y que la participación estatal en la economía está por encima del 40%, lo que usted sabe es una mala señal, indicador de que no es una economía dinámica y seguramente de baja productividad.

¿Y qué está haciendo el gobierno actual para atacar la crisis?, se pregunta. Deben estar dedicados a tiempo completo a reparar el daño económico causado por el Covid además de tener que ocuparse de la crisis sanitaria, piensa. Decide entonces revisar los diarios y sus titulares de los últimos meses y el siguiente es el panorama que se encuentra:

El estado está quebrado, o casi, pero igual trataron de expropiar una importante cerealera local en problemas alegando extrañas razones de soberanía alimentaria. Algo nunca visto, y a pesar de una saludable competencia, decidió también declarar servicio público esencial a las telecomunicaciones. A contramano de las necesidades del momento, el congreso argentino se dedica a tratar una extemporánea reforma judicial, mientras cajonea dos imprescindibles leyes para disparar el proceso de reactivación, la ley de quiebras y la ley de la industria del conocimiento. Además, gastan tiempo precioso en remover y desplazar jueces que han juzgado o se prestan a juzgar a la señora vicepresidenta, la que dedica todos los días de su vida a evitar que alguna de las causas de corrupción en la que está involucrada llegue a buen puerto, es decir a una sentencia.

No termina ahí la cosa, rebeliones policiales por bajos sueldos copan las noticias, también las tomas de tierras y ante la indiferencia de un gobierno que no defiende como debiera, a ultranza, la propiedad privad. Y las provincias instalan aduanas interiores restringiendo la libre circulación afectando de manera importante el movimiento económico. Pero no es que han logrado evitar lo inevitable, descubre también que la explosión de casos se ha producido en fecha reciente en el interior del país, en un movimiento idéntico al vivido en el resto de los países del mundo.

¨Pero este gobierno es como un pato¨ piensa, un paso, una macana, ¿en qué estarán pensando? Trata de averiguar si hay una hoja de ruta o plan económico, como quieran llamarlo, y ve que no hay nada de eso. Al mismo tiempo, se anoticia que son muchas las empresas que han decidido dejar el país, trata de chequear si es un movimiento regional pero inmediatamente se da cuenta de que no. Latam y Falabella dejan Argentina pero en el resto de la región siguen como si nada, observa. Qué lastima, decenas de miles de trabajos en blanco perdidos.

Le llaman también la atención un par de titulares, no el de los casos de inseguridad -que parece ser cosa generalizada- sino las declaraciones de gente del campo que comienzan a pensar en ir a sembrar tierras a otros lados, fuera de Argentina, claro, y también que en el congreso nacional, además de ensañárselas con la justica, parecen solo preocupados en sacar un impuesto que castigue a las supuestas grandes fortunas. La doble imposición salta a la vista. Por otra parte, en otro título observa que Uruguay no solo sube sino que baja sus impuestos, como casi todos los países del mundo en esta pandemia, y la conclusión le parece lógica. Más de uno va a cruzar el charco me parece, son países vecinos, ¿no?

Mientras se apresta a seguir buceando en la increíble realidad Argentina, su jefe lo llama. Y le dice, ‘¿qué te parece, vamos a invertir en Argentina al final, los rendimientos son de otro planeta?’. Es que aquí en la tierra las tasas de interés están al cero por ciento casi en todas partes. Tal vez a su jefe no le guste la respuesta que está por escuchar, pero usted ya sabe a ciencia cierta qué es lo que le va a contestar. Las evidencias son abrumadoras. Esto es solo para los muy valientes, piensa, o para los argentinos. Si se animan.
Fuente: El Entre Ríos

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