El juego de niños, de otros años – claro está- del teléfono descompuesto parece ser el principal entretenimiento de la dirigencia político partidaria. La multiplicidad de voces que impregna de horizontalidad el espectro de la política, dificulta el entendimiento de los sucesos. El lanzamiento de UNEN como un frente indisoluble, en el que las clásicas contaminaciones de la política no estaban presentes, quedó en el pasado. De hecho, el lunes, toda la cúpula, más sus encumbrados dirigentes y candidatos del interior – en un acto de democracia interna – van a debatir el futuro de UNEN no tanto hacia adentro, sino, fundamentalmente hacia afuera. Es que de allí saldrá la fórmula que ponga fin a la alocada discusión entre sus protagonistas y la no lejana posibilidad de un gran acuerdo que sume a otros líderes de la política grande.

Esa cumbre, un poco menos pretensiosa que la que prepara el gobierno de Sergio Urribarri para diciembre, es la que definirá un norte. Cómo bajarán a las provincias sus conclusiones es una incógnita. Atilio Benedetti, el jefe de la Arturo Illia, es, desde la primera hora, uno de los alfiles de Ernesto Sanz, aunque paradójicamente no tiene, como Sanz, una visión tan amplia acerca de quiénes integrarían el frente, al margen de que ha protagonizado reuniones con varios grupos, todas ellas tendientes a mejorar la cotización del partido en el mercado y-claramente- a lograr nuevos socios en el armado.

Anoche, por ejemplo, y sorpresivamente, el irigoyenismo cortó camino y se mostró con Julio Cobos al que le sumó su candidato a gobernador, Juan Carlos Lucio Godoy. En la foto, el ex senador Hugo Lesca y el intendente de Sauce de Luna, Jorge Lacoste, custodiaban, de lado a lado, al radical más díscolo: El único que abiertamente se fue con el kirchnerismo y que más tarde votó en contra de sus políticas, en lo que se recuerda como e “no positivo” que lo amigó con el campo y, por esos años, con buena parte de la sociedad que apoyaba la lucha agropecuaria con la pasión de una pelea propia.

Lo anecdótico del caso es que la foto aparece luego de una interna en la que el oficialismo partidario, que comanda Benedetti, se impuso con la fuerza de tres a uno. El irigoyenismo, que hoy levanta la mano de un candidato, es el mismo que se abstuvo de esa interna y que ahora pone en las PASO una nueva estrategia. De todos modos, esta foto también quedará enmarcada en las definiciones que puedan tomarse el lunes, donde Cobos estará presente.

Si la cosa viene complicada entre los radicales, no hay que ser demasiado perceptivo para imaginar cómo están sus socios en UNEN. El GEN, por ejemplo, tiene un discurso arriba y otro abajo. Margarita Stolbizer ha negado categóricamente cualquier acuerdo con el macrismo. Sin embargo, sus seguidores en la provincia no tienen esa contundencia a la hora de fijar posición. Tanto fue así que públicamente salieron a marcar diferencias con el socialismo que, en plenario, resolvió rechazar cualquier alianza con el PRO. “Ni Lisandro Viale ni Margarita Stolbizer” integran la mesa ejecutiva de Faunen en Entre Ríos, “ni pueden hablar en su nombre”, dijeron y, como se dice habitualmente, acomodaron de abajo hacia arriba las cuestiones.

En medio de los tironeos, Paraná Campaña, donde el benedettismo no puede entrar, se reunió anoche el radicalismo para poner en valor sus dirigentes y pasar por el tamiz los últimos episodios de la vida del centenario partido bajo un agudo análisis del ex presidente de los radicales, en los años de virulencia del montielismo, el abogado Raymundo Kisser. El ex titular del Comité provincial, que defendió a Montiel en sus años ásperos, es uno de los que puja por un gran acuerdo. Y lo interesante es que obtiene respuestas.

Afuera del microclima de la oposición, el oficialismo entreteje su telaraña. El gobernador Urribarri visita los departamentos más complicados y evita los temas conflictivos. Sabe el gobierno, por experiencia propia, que el reclamo salarial en cascada es un tema que hay que frenar a tiempo. En Diputados, Marcelo Bisogni avisó que es “irresponsable prometer lo que no se puede cumplir” y fue con esa frase con la que pateó para adelante el reclamo de los trabajadores estatales que no tendrán bono y tampoco un aumento salarial. La paradoja es que al momento de votarlo, en el recinto, levantaron la mano los diputados de extracción sindical y como nota de color, el Frente Renovador, con lo que el gobernador logró el sueño de sumar, en la ley de leyes, en la economía de su último año de gobierno, al oficialismo y a su propia oposición.

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