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Otros tiempos: Bordet y Etchevehere reunidos
Otros tiempos: Bordet y Etchevehere reunidos
Otros tiempos: Bordet y Etchevehere reunidos
Si uno observa a la distancia el triste episodio de usurpación del campo de la familia Etchevehere en La Paz, pareciera que en Entre Ríos estamos viviendo como en el Far West de las películas. Con una agenda importada, traída a nuestras tierras por personas ajenas a nuestra provincia - figuras de segundo orden del gobierno nacional como Juan Grabois y Victoria Donda-, y amparadas en el poder del gobierno central y en la indiferencia cómplice del ejecutivo provincial.

Lástima, justo cuando Gustavo Bordet tenía que sacar chapa de líder y confirmarnos que tiene carácter, criterio y sentido común, como lo ha hecho y hace Schiaretti en Córdoba sin sacar ni una vez los pies del plato, no estuvo a la altura. Cuando tuvo que defender la agenda de los entrerrianos, nuestra agenda, que es la del trabajo duro, la del mérito y la de la defensa de la propiedad privada, optó por sumarse a la de aquellos advenedizos que privilegian el saqueo, el garroneo, y la desidia, lavándose las manos. En una palabra, aceptando la barbarie, un concepto con el que todos estamos de acuerdo es imposible construir una república.

Detrás de un conflicto familiar se esconde una movida perversa y oportunista de Juan Grabois y sus seguidores. Podrá tener o no razón Dolores Etchevehere en su reclamo frente a su madre y sus hermanos, los documentos hechos públicos hasta ahora demuestran que muy posiblemente no la tenga, pero con razón o sin ella no tiene el derecho, y mucho menos lo tienen un grupo de vivos y aprovechadores que hacen de la pobreza su modus vivendi, a violar un domicilio e instalarse en el violando la constitución y mancillando el decoro y la decencia de todos los entrerrianos que somos respetuosos de las normas y de los códigos de convivencia.

En el punto que estamos ha llegado el momento de ver si la justicia está o no a la altura. Ya sabemos que Bordet no. Una justicia que todos entendemos actúa lenta en casi todos los casos, y que muchas veces especula en sus fallos en función de los intereses de la política. Situaciones peligrosas como esta que estamos viviendo -y que ha provocado un enojo tan grande- se dan cada vez con mayor frecuencia, son precisamente resultado del andar deficitario de esa misma justica y eso debe ser corregido.

Parecería que el común de los entrerrianos -que nos levantamos todos los días para ir a trabajar, que ponemos todo nuestro esfuerzo y nos ganamos lo poco o mucho que tenemos a puro pulmón, que pagamos impuestos, que somos solidarios, que respetamos la ley-, estamos a la buena de Dios. Rehenes de una justicia que no funciona, o que funciona tarde y mal, y de un poder político que se mira todo el día el ombligo y se olvida de representarnos y defendernos como corresponde.

Hoy en Entre Ríos no hay ley y no hay orden. Sometidos al imperio de unos pocos vándalos, solo nos queda elevar nuestra voz y seguir reclamando por derecha para que quienes deban entrar en razones lo hagan. Los entrerrianos queremos ley y queremos orden. Estos recién llegados, -simbolizados en los cien individuos que tomaron la propiedad de los Etchevehere pero que bien pudo haber sido la de cualquiera de nosotros-, que han venido a subvertir esta agenda deberían irse con su música a otra parte. No son bienvenidos. Y si Bordet y el peronismo provincial no pueden o no sabe interpretar correctamente este hecho político lo más probable es que en las elecciones de medio término del año que viene sufran las consecuencias. Y si así fuera, le tendrán que reclamar a Grabois, a Donda y a Alberto Fernández.
Fuente: El Entre Ríos