Antes de que se vayan al descanso una irresponsable maniobra de Pablo Álvarez generó la polémica de la tarde. Con la intención de ganarle la posición a Gabriel Ramírez, el defensor le impactó un golpe en el rostro y Paletta no dudó: penal y expulsión.
Desde los doce pasos, Federico Andrada batió la debilitada resistencia que habitualmente muestra Orion y festejó el 2 a 0 para empezar a liquidar el choque. La llamativa pasividad de Racing no coincidía con los objetivos de clasificar a la próxima Copa Libertadores.
Los gritos de Cocca dieron resultado, dado que en el complemento la Academia cambió de actitud. En la reanudación del cotejo, Gustavo Bou descontó con un violento tiro libre que sorprendió a una barrera que cometió el error de saltar y observar cómo la pelota rosaba sus tapones para colares por el rincón derecho del arco de Rigamonti. A pesar de achicar las diferencias, las desinteligencias de Iván Pillud y el veterano arquero con pasado en San Lorenzo y Boca invitaban a la ofensiva local.
En el segundo grito, Bou envió un punzante centro para que Lautaro Martínez establezca el 2 a 2 y le de la ilusión a los albicelestes.
Una muestra más de la inteligencia del DT que coronó a la Academia en 2014 fue la modificación de Martínez por Cerro. Como la iniciativa pasaba a ser de Quilmes, por el hombre de más, los de Avellaneda apostaron por los contragolpes comandados por su mejor hombre. Así fue como Bou improvisó una asistencia perfecta para el incansable Marcos Acuña, que inteligente como pocos, dominó y esperó a Pablo Cuadra para que el juvenil concrete la hazaña.
Del mismo modo que en el compromiso frente a Godoy Cruz, los de Cocca demostraron carácter y capacidad para reponerse de los golpes sufridos provocados por sus propios errores. La misión de jugar la Copa Libertadores la próxima temporada está vigente.
