El acontecimiento reunió a fieles que viajaron de comunidades parroquiales distribuidas en lo largo y ancho de la jurisdicción diocesana. Fue también la primer Fiesta Patronal Diocesana que presidió Monseñor Gustavo G. Zurbriggen, quien inició su ministerio episcopal el pasado viernes 1 de septiembre.
Monseñor Gustavo Zurbriggen presidió la Santa Misa, concelebrada por el obispo emérito monseñor Luis A. Collazuol, por el Párroco de Federación Pbro. Roberto Percara y por los sacerdotes y diáconos de la diócesis.
En su homilía, monseñor Gustavo Zurbriggen sostuvo que “venimos a la casa de la Madre para agradecerle, pedirle y contarle de nuestras vidas. También acá (…) queremos fortalecer nuestros lazos de fraternidad para ser cada vez más una Iglesia familia, una Iglesia que ensancha su tienda para acoger a todos con cordialidad y misericordia. También yo vengo por primera vez como peregrino. Como cristiano y como Obispo también necesito del cuidado maternal de María, y vengo a poner en su corazón mi servicio pastoral entre ustedes”.
“María –agregó- es para nosotros modelo de creyente, modelo de escucha de la Palabra y modelo de respuesta generosa a un llamado vocacional –pero también a cada uno de nosotros dijo- Dios nos ha pensado y nos ha creado para una misión. Cada vida humana es sagrada, porque es querida y creada por Dios. Dios tiene una “ilusión”, un proyecto para cada ser humano concebido”.
Monseñor Gustavo dedicó unas palabras de manera especial a los jóvenes, a quienes los invitó a descubrir el sueño y proyecto que Dios tiene para sus vidas. Recemos mucho –insistió- para que los jóvenes descubran su vocación, porque Jesús los llama como amigo, para que lo sigan y lo sirvan, sirviendo a sus hermanos”.
Concluida la misa, se realizó la procesión de los fieles con la imagen de María Inmaculada en medio de ellos caminando rumbo al templo parroquial. “Iglesia comunión, participación y misión” fue la premisa.
,
Arribados al templo monseñor Gustavo les impartió la bendición a los peregrinos, quienes se dirigieron luego a la costanera de la ciudad para seguir celebrando a María y compartir el encuentro fraterno entre hermanos.