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Los fieles de la diócesis de Concordia se congregaron en la jornada de ayer domingo 10 de septiembre en el centro mariano ubicado en la ciudad de Federación, para celebrar a su Patrona María Inmaculada de la Concordia.

El acontecimiento reunió a fieles que viajaron de comunidades parroquiales distribuidas en lo largo y ancho de la jurisdicción diocesana. Fue también la primer Fiesta Patronal Diocesana que presidió Monseñor Gustavo G. Zurbriggen, quien inició su ministerio episcopal el pasado viernes 1 de septiembre.

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“María, ayúdanos a descubrir nuestra vocación” fue el lema elegido para este año. El canto y la animación dieron la bienvenida a los peregrinos que lentamente fueron copando el anfiteatro de la ciudad; y la memoria agradecida fue evocando en cada momento de la celebración, la historia de fe vivida y compartida por esta porción de Pueblo de Dios.

Monseñor Gustavo Zurbriggen presidió la Santa Misa, concelebrada por el obispo emérito monseñor Luis A. Collazuol, por el Párroco de Federación Pbro. Roberto Percara y por los sacerdotes y diáconos de la diócesis.

En su homilía, monseñor Gustavo Zurbriggen sostuvo que “venimos a la casa de la Madre para agradecerle, pedirle y contarle de nuestras vidas. También acá (…) queremos fortalecer nuestros lazos de fraternidad para ser cada vez más una Iglesia familia, una Iglesia que ensancha su tienda para acoger a todos con cordialidad y misericordia. También yo vengo por primera vez como peregrino. Como cristiano y como Obispo también necesito del cuidado maternal de María, y vengo a poner en su corazón mi servicio pastoral entre ustedes”.

“María –agregó- es para nosotros modelo de creyente, modelo de escucha de la Palabra y modelo de respuesta generosa a un llamado vocacional –pero también a cada uno de nosotros dijo- Dios nos ha pensado y nos ha creado para una misión. Cada vida humana es sagrada, porque es querida y creada por Dios. Dios tiene una “ilusión”, un proyecto para cada ser humano concebido”.

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“Hemos recibido una vocación –sostuvo más adelante- algunos a ser esposos y padres de familia; otros fuimos llamados a ser sacerdotes o consagrados (…) Pidamos hoy a la Virgen que nos enseñe a imitarla. Para que seamos bautizados “en serio”, que vivamos el Evangelio en lo cotidiano de la vida; que seamos esposos y padres que hagan de su vida matrimonial y familiar una pequeña Iglesia donde se viva y se aprenda la fe y el amor verdadero; que seamos consagrados que testimoniemos la belleza y la alegría de vivir los consejos evangélicos; que seamos sacerdotes que reflejemos la caridad del Corazón de Jesús, el Buen Pastor”.

Monseñor Gustavo dedicó unas palabras de manera especial a los jóvenes, a quienes los invitó a descubrir el sueño y proyecto que Dios tiene para sus vidas. Recemos mucho –insistió- para que los jóvenes descubran su vocación, porque Jesús los llama como amigo, para que lo sigan y lo sirvan, sirviendo a sus hermanos”.

Concluida la misa, se realizó la procesión de los fieles con la imagen de María Inmaculada en medio de ellos caminando rumbo al templo parroquial. “Iglesia comunión, participación y misión” fue la premisa.
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Arribados al templo monseñor Gustavo les impartió la bendición a los peregrinos, quienes se dirigieron luego a la costanera de la ciudad para seguir celebrando a María y compartir el encuentro fraterno entre hermanos.
Fuente: Prensa Diócesis de Concordia

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