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Con distanciamiento social y tapabocas en la oficina de la Dirección Departamental de Islas del Ibicuy, así se despidió de la docencia el profesor Mario Enrique Visconti, maestro de Enseñanza Práctica de la Escuela de Educación Técnica Nº 1 Augusto Widmann de Villa Paranacito, luego de haberse desempeñado durante 33 años en la misma institución.

Oriundo de Gualeguaychú y carpintero de profesión, fue uno de los primeros maestros del establecimiento que se fundó en 1987. “Estoy desde el primer día, junto con otros compañeros que ya se han ido jubilando y algunos que todavía quedan. Pero estamos desde la nada misma, porque así fueron los inicios. Siempre digo que la escuela nuestra nació en un papel y en la práctica lo único que había era un edificio compartido con otra escuela y las aulas; el taller era un galpón alquilado vacío. Para darse una idea, un taller de escuela técnica tiene un sinnúmero de herramientas y máquinas, dividido en distintas secciones de talleres, carpintería, electricidad, ajuste, tornería; nosotros no teníamos nada. Era muy joven, recién recibido de la escuela técnica de Gualeguaychú, fue todo un desafío irme para Paranacito, no conocía, tenía 20 años”, recordó el flamante docente jubilado.

La escuela Widmann se ubica en un complejo educativo que nuclea a la mayoría de los establecimientos en el centro de la ciudad de Villa Paranacito. Los chicos que concurren llegan del interior de las islas en transportes escolares, de la ruta del lado de Ibicuy y también de Ceibas. Algunos viajan en lancha a las 6 para entrar a las 8.

“Este año ya no empecé dando clases porque tenía el trámite de jubilación iniciado. Así que no me llegó la notificación trabajando, pero capaz que cuando pase esto de la pandemia y se regrese a la escuela se me haga el reconocimiento que siempre se acostumbra. El año pasado se hizo la despedida de un par de compañeros que se jubilaron, así que tal vez, a mí me organicen algo. Este año es todo especial”, describió Visconti, y detalló pormenores de su jubilación: “Venía con el trámite hace un tiempo. Se me complicó justo que estaba la resolución de la Caja de Jubilaciones en el Consejo General de Educación. Quedó parado ahí por la cuarentena. Cuando empezó a funcionar todo llegaron los papeles a mi departamental, creo que soy el segundo jubilado en esta situación, la primera es una colega de Islas del Ibicuy”.

Maestro de Enseñanza Práctica (MET) enseñó carpintería en los dos turnos de la escuela. “Los hombres en la docencia nos jubilamos a los 54 años, pero en mi caso como tengo muchos años de servicio hay un sistema que cuando sobran los años de aporte se descuenta un año de edad. En mi caso me descontaron un año y pico porque recién voy a cumplir 53 años”.

El docente diversificó su trabajo y generó sus propios proyectos. “Fui a trabajar y me quedé. Formé mi familia, tuve mis hijas que hicieron los primeros años en la escuela técnica también. Me desarrollé en Paranacito, puse mi emprendimiento, hasta incursioné en política (se ríe), fui candidato a intendente, la verdad me llevo muy bien con la gente. Soy un agradecido a este lugar. Es un paraíso”, contó.

Sobre el cierre de su ciclo como maestro, reflexionó: “Fue una situación atípica, ir a firmar con barbijo, no me pude abrazar nada más que con mi familia. Fue distinto. Igual me sentí muy acompañado por muchos colegas que me saludaron virtualmente como es todo ahora, por las redes sociales”.

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Y se tomó un tiempo para agradecer a quienes lo formaron como persona y docente: “Lo primero que se me viene a la mente son mis padres. Gente muy humilde. Mi papá era peón rural trabajó en una estancia de Gualeguaychú desde los 16 años hasta que se jubiló a los 60 y pico, trabajó más de 50 años en el mismo lugar. Y dentro de sus bajas posibilidades económicas me dio la oportunidad de vivir en el internado de la escuela técnica y así me pude formar, con su sacrificio. Eso fue lo primero que se me vino a la mente cuando me jubilé. Después el primer director de la escuela técnica de Paranacito que fue Guillermo Farabello, fue quien nos reclutó a todos y nos dio las primeras armas para convertirnos en docentes. Porque la docencia fue algo inesperado. No me preparé para ser docente, sino que lo hice para ser carpintero. En aquella época no estábamos formados pedagógicamente como ahora es necesario. Los títulos técnicos de esos años te habilitaban para ser docente y la verdad que me fue muy bien. Soy fanático de la educación técnica, formamos muchos chicos de carpinteros, lo que es una gran satisfacción”, finalizó.
Proyectos con sabor a familia
“Ahora tengo tiempo para acompañar a mis hijas en sus actividades. Una es profesora de Inglés y la otra profesora de Teatro e incursiona en la gastronomía. Las dos han armado sus academias”, expresó Mario Visconti al hablar de Carolina y Anabella.

Sobre lo que le gustaría hacer a partir de ahora, la respuesta fue rápida: “Viajar. Me gusta recorrer mi país, así que cuando esto termine veremos qué vamos a visitar. Mientras tanto sigo con mi carpintería. Soy un agradecido a esta ciudad, porque no me olvido que llegué a Paranacito con un bolsito y nada más”.
Fuente: Diario Uno Entre Ríos

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