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El reclamo del gremio hotelero gastronómico llevado adelante este jueves se hizo sentir a lo largo y lo ancho del país. El gremio es en esta pandemia uno de los más afectados, siendo los primeros que debieron poner freno a sus actividades y probablemente los últimos en reiniciarlas. A esto se suma que para cumplir con los protocolos establecidos es probable que por un tiempo no puedan recibir el mismo caudal de visitantes, pero el costo de mantener sus emprendimientos, aumenta sin embargo a pasos agigantados. En la ciudad de Colón, hubo quienes se manifestaron por redes sociales y otros lo hicieron en forma presencial, como es el caso del Hotel Paysandú (ubicado en Maipú y AV. Paysandú), cuyos empleados ofrecieron su apoyo.

“Nuestro hotel comenzó hace 46 años. Tenemos 9 empleados fijos durante todo el año. Además están quienes realizan las tareas de mantenimiento y refacción (albañiles, pintores, plomeros y personal de mantenimiento tercerizado). Siempre las iniciamos en el mes de abril, así que este año quedaron suspendidas”, comentó Carola Otero en diálogo con El Entre Ríos.

“Veníamos de dos temporadas que no habían sido buenas en Colón, pero esta última nos ha permitido llegar sin deudas al cierre por el aislamiento el 18 de marzo. Tenemos claro que es imprescindible cuidar la salud de la población, pero los ahorros y la buena temporada se van esfumando y vemos que no hay forma de restablecer los servicios”, dijo.

Respecto al pedido de Ley de Emergencia Nacional para el sector, la empresaria destacó: “Se pide que se mantengan los salarios complementarios del gobierno (Programa ATP) que nuestros empleados lo están cobrando; que se reduzcan las tarifas de los servicios; que se eliminen las contribuciones patronales. También que haya créditos o financiamiento a tasa cero, porque si bien son a tasas bajas son deudas; yo tengo en trámite hace dos meses un crédito del CFI que hasta ahora no sale pese a que los han promocionado mucho”. “Otro de los puntos que se piden está relacionado a la reactivación del turismo interno, y es la exención del IVA para los turistas nacionales, porque ya la tenemos para el extranjero. Hay que tener en cuenta que no sabemos con qué nos vamos a encontrar después de esto; convengamos que si llegamos a poder funcionar va a ser seguramente al 50 por ciento”.

Carola Otero describe la dura realidad a la que se enfrentará el rubro cuando reanude sus actividades: “En nuestra actividad, si bien los costos operativos son altos, al momento de prender las luces, enchufar una heladera, abrir una llave de gas, se vuelven a incrementar. Y nuestros empleados la mayoría desayuna, almuerza o cena en los establecimientos porque, depende la jornada que tengan, así lo establece el convenio. Así que abrir las puertas implica aumentar muchísimo más los costos. No sabemos si vamos a tener rentabilidad. Algunos establecimientos han cerrado y creo que el día que esto se reactive y trabajemos a un 50 por ciento con un cien por ciento de costos fijos, más las variables que implica abrir, pienso que más de uno también va a tomar la decisión de cerrar, porque la realidad se va a ver cuando queramos volver”.
Fuente: El Entre Ríos

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