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A 21 años de la desaparición de la familia Gill en Nogoyá, no hay sospechosos ni imputados, pero sí una nueva pista surgida del testimonio del empleado de una funeraria.

El 13 de enero de 2002 fue la última vez que vieron con vida a Rubén José Gill (56), su esposa Norma Margarita Gallego (26) y sus cuatro hijos: María Ofelia (12), Osvaldo José (9), Sofía Margarita (6) y Carlos Daniel (3). Los seis asistieron juntos aquel día a un velorio en la vecina localidad de Viale y luego “se los tragó la tierra”.

María Delia Gallego, madre de Margarita y abuela de los cuatro chicos desaparecidos, le acercó al titular del Juzgado de Garantías de Nogoyá, Gustavo Acosta, quien tiene a cargo el expediente desde 2015, el testimonio de un hombre con el que conversó en una visita al hospital San Blas y que podría ser clave para conseguir un avance en la investigación.

Se trata de un vecino de Crucecitas Séptima o Don Cristóbal Primero, que aseguró haberse cruzado años atrás con otro sujeto, al que le escuchó contar detalles del destino final de los Gill. “No sabemos si el vecino vive o no vive porque es una persona de avanzada edad. Es una hipótesis más que tenemos y que estamos trabajando más de forma informal que con María Delia Gallegos”, señaló Acosta.

En tanto, el magistrado confirmó que la colaboración del Equipo Argentino de Antropología Forense sigue en curso, aunque hasta que no haya una pista firme para excavar no será convocado: “Si hay que realizar alguna excavación están a disposición, pero el desarrollo de la investigación sigue estando en manos del juzgado”.
Fuente: Radio Plaza / Entre Ríos Ahora

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