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La realidad más sombría de esta pandemia es que, más de un año después, no hay cura para el Covid-19. El asombroso desarrollo de vacunas eficaces en un tiempo récord ha hecho que la falta de tratamientos en los hospitales, donde hay miles de personas ya infectadas a las que no se puede vacunar, sea aún más desesperante. Pero los expertos creen que esta situación va a cambiar en los próximos meses, ya que es posible que varios fármacos en las últimas fases de prueba en humanos puedan llegar a tiempo para salvar vidas mientras la campaña de vacunación masiva toma velocidad.

Esta semana se han publicado nuevos datos sobre uno de los medicamentos más prometedores, tanto por su efectividad como por su forma de uso. Se trata de un antiviral oral. Por primera vez no sería necesario administrarlo en un hospital con una inyección intravenosa. Además, tiene una ventaja que haría llorar de alegría a cualquier médico: se podría consumir como fármaco profiláctico. Esto supone que podría evitar la infección y la transmisión del Coronavirus, por ejemplo en las personas que han tenido contacto con un enfermo. En el mejor de los casos, este tipo de droga podría frenar las cadenas de contagios que ahora pasan totalmente desapercibidas para los radares sanitarios.

Este nuevo fármaco —EIDD-2801, nombre comercial, Molnupiravir— fue desarrollado por investigadores de la Universidad Emory (EE UU) como un antiviral de amplio espectro. Su objetivo era combatir todas las cepas de gripe, aunque en ensayos posteriores en laboratorio ha demostrado efectividad contra otros virus de ARN, incluidos los coronavirus.

Este fármaco ha demostrado que reduce la carga de virus unas 25.000 veces si se aplica 24 horas después de la infección en un experimento con ratones a los que se injertó tejido pulmonar humano. Si los roedores tomaban la droga antes de entrar en contacto con el virus y después se produce el contagio, la carga viral se reduce unas 100.000 veces. Los resultados se publican esta semana en la revista Nature y complementan los de otro estudio preliminar que aporta otro dato revelador. El EIDD-2801 protegió del contagio a hurones que convivían con otros animales infectados.

“Estos son los resultados de inhibición del virus más potentes que se han observado en modelos animales”, explica Víctor García Martínez, inmunólogo de la Universidad de Carolina del Norte y coautor del estudio. “Si estos resultados se replican en humanos, esperamos que marque una gran diferencia tanto en la prevención del contagio como en el tratamiento temprano del Covid”, resalta.

Este fármaco se encuentra en la fase 2-3 de pruebas en humanos en la que se probará su efectividad. Es teóricamente la última antes de que la droga pueda ser aprobada para su uso.

España es uno de los países en los que se va a probar esta molécula. “La ventaja de este fármaco es que se puede dar por vía oral en combinación con otros dos tratamientos, remdesivir y dexametasona”, explica Roger Paredes, médico del Hospital German Trias i Pujol, en Badalona, que participa en los ensayos con este antiviral desarrollado para su comercialización por las farmacéuticas MSD y Ridgeback.

Esta droga funciona introduciendo errores en el proceso de copia del ARN del virus hasta que lo aniquila, un fenómeno conocido como “catástrofe de error”. El fármaco se está probando tanto en pacientes hospitalizados como en personas infectadas sin enfermedad grave.

“Desde luego puede tener gran potencial por la facilidad de administración en pacientes no ingresados”, opina Marcos López Hoyos, presidente de la Sociedad Española de Inmunología. “Si realmente previene el Covid, facilitaría la profilaxis en caso de brotes en entornos cerrados, como las residencias”, añade.

En cualquier caso, es muy pronto para saber si la droga funcionará, advierte Elena Muñez, de la Unidad de Enfermedades Infecciosas del Hospital Puerta de Hierro de Madrid. “A este fármaco le pasa algo parecido a la plitidepsina, lo publicado hasta la fecha es muy preliminar”, advierte. La médica se refiere a otro antiviral prometedor fabricado por la española Pharmamar y que ha mostrado una efectividad unas 100 veces superior al remdesivir, el único antiviral aprobado contra el SARS-CoV-2. En este caso, tampoco hay datos concluyentes de su efectividad en humanos.

Hay más noticias positivas desde el frente más duro de la lucha contra el Covid: el de los pacientes graves que ya están ingresados. Es en esta parte de la enfermedad cuando algunos pacientes experimentan una reacción del sistema inmune desbocada conocida como tormenta de citoquinas, el nombre de las proteínas inflamatorias que, en lugar de hacer bien su trabajo, exacerban la inflamación del organismo y pueden acabar provocando la muerte.

Esta misma semana se ha anunciado que un fármaco contra la artritis que reduce la inflamación, el tocilizumab, que puede reducir hasta el 50% de las muertes de los pacientes ingresados en las UCI si se administra junto a la dexametasona. Este segundo fármaco es un corticoide que hasta ahora era el único que había demostrado poder salvar vidas de enfermos de Covid.

Hay otros tratamientos experimentales muy avanzados y prometedores en esta fase de la enfermedad. Todos se basan de alguna forma u otra en anticuerpos, las proteínas que produce el sistema inmune de forma natural y que son capaces de unirse al virus impidiendo que este entre en las células y se reproduzca.

El plasma de personas que han superado la enfermedad, que contiene estas moléculas, es uno de los posibles tratamientos en cola. Existen variantes más refinadas, como los anticuerpos monoclonales, que son básicamente una dosis de un solo tipo de anticuerpo seleccionado de pacientes y reproducidos en laboratorio por su alta potencia de neutralización del virus. En esta misma línea están las inmunoglobulinas hiperinmunes, que en este caso son policlonales, es decir, atacan a la vez distintas partes del Coronavirus. Todos estos tratamientos se están probando en España en ensayos clínicos y los resultados de los ensayos se esperan en los próximos meses.

“Este mismo año habrá nuevos tratamientos disponibles”, explica Alberto Borobia, jefe de ensayos clínicos del Hospital La Paz, en Madrid. El médico no cree que se haya investigado menos en tratamientos que en vacunas, sino que ha habido peor suerte. “Desde el primer momento lo que se ha intentado es reposicionar para el Covid fármacos que estaban aprobados para otros usos”, señala. “Echábamos mano de lo que teníamos, cloroquina, azitromicina, muchas más cosas y lo cierto es que hasta ahora casi todos han fracasado”, añade.

Ahora queda una segunda tanda de tratamientos por llegar, como los anticuerpos monoclonales. En EE UU ya se han aprobado de urgencia algunos de estos preparados, que muestran eficacia sobre todo en fases tempranas de la enfermedad, aunque son muy caros. En La Paz también se está ensayando otro compuesto, la colchicina, que ha mostrado que puede reducir las hospitalizaciones por Covid si se administra pronto. Hay un tercer fármaco en pruebas: la melatonina, un compuesto que induce al sueño y que podría detener la replicación del virus.

El mejor de los escenarios posibles sería tener tratamientos que hagan lo que tal vez las vacunas no logren, añade Paredes. “Antes de que esta pandemia se acabe vamos a necesitar nuevos tratamientos, sobre todo para frenar la expansión del virus y cortar las cadenas de transmisión y para reducir la mortalidad de los pacientes ya infectados, que en algunos casos sigue siendo alta”, detalla.
Fuente: El País / Nuño Domínguez

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