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El publicista Rosario Ignacio Labarba, especializado en campañas políticas peronistas y autor del slogan “Sueño entrerriano”, testimonió en el megajuicio por corrupción que tiene como principal protagonista al exgobernador Sergio Urribarri. Citado por los defensores y promediando su extenso relato, fue categórico: “El parador fue una comunicación estrictamente gubernamental”.

Habló de su relación con los imputados Emiliano Giacopuzzi y Juan Pablo Aguilera, de la imagen que acompañó la campaña del “Sueño entrerriano” y de los spots publicitarios que mostraron a quienes llegaron a Entre Ríos por la Cumbre del Mercosur. Asimismo, refirió a comunicación y marketing político, al escritor ruso Fiodor Dostoyevski y su obra “Los hermanos Karamazov”, a las campañas de Cambridge Analytica y, puntualmente, a las campañas de Hillary Clinton y Donald Trump.

Sobre el final, concluyó con apreciaciones a los medios de prensa en Entre Ríos: “Para citar a un literato ruso, Dostoievsky, en su libro 'Los hermanos Karamasov' dijo que si Dios no existe está todo permitido. Sacaba el fundamento moral, todo vale, no tenía sentido opinar qué es correcto y qué es incorrecto. Hoy estoy viendo que como estamos tratando a la verdad, la estamos dejando de lado, la estamos perdiendo como bien supremo y no es lo más importante que tenemos que defender. Entonces digo, tratando de copiar a estos genios que si la verdad ya no es necesaria, vale todo, vale opinar de cualquier cosa y decir cualquier cosa”.

“En muchos países, hasta en Estados Unidos, han ocurrido cosas que antes tenían otro valor y hoy ya no lo tienen. Por eso -continuó- a mí cuando me convocaron a esto les exigí algo a los abogados defensores. Pregunten lo que quieran, quiero venir y contar lo que sé. Hace 35 años que hago esto, por ser denostado por algunos medios de comunicación, a pesar de mi experiencia y trayectoria, jamás he sido convocado a una entrevista periodística, para hablar mal y decir barbaridades de mi persona y mi familia, que no viene al caso porque ya está. Por eso vine a hablar desde las entrañas y el corazón, porque defiendo la democracia y la verdad y creo que estamos en problemas señor presidente”. Labarba olvidó que si tuvo menciones periodísticas respecto de sus familiares, fue por sociedades que integró una familiar directo suya, vinculadas a negocios con el Estado provincial, que nunca pudo desmentir, porque figuraban en el Boletín Oficial de Entre Ríos.

Labarba habló durante dos horas y media. Contestó preguntas de los defensores Miguel Cullen, Emilio Fouces, Marcos Rodríguez Allende y José Velázquez, como también de los fiscales Juan Francisco Ramírez Montrull y Gonzalo Badano.

Asimismo, se ocupó de la publicidad de Urribarri, remarcando que lo asistió en cinco campañas políticas. “Soy un defensor a ultranza de la verdad”, subrayó en distintos momentos de su relato. “Me dedico al marketing político desde hace 25 años con exclusividad. Desarrollé más de 150 campañas políticas. Trabajé en Entre Ríos, Corrientes, Misiones, Chaco, Jujuy, Tucumán. Hice campañas de concejales, legisladores, intendentes. También una campaña para el representante argentino en el Parlamento italiano, creo que fue en 2010, y estuve en campañas de José Pepe Mujica y presidencial de Chile. En estas últimas participé como aprendiz y colaborador, así como fue con Chávez en Venezuela”, enumeró. Si bien trabajó buena parte de su vida junto a candidatos del peronismo, en sus inicios, en 1986, también colaboró junto a Mario Fiordelisi en la campaña de Luis Brasesco gobernador, para la interna de la UCR de ese año. Luego, en el '87, comenzó a trabajar junto a Jorge Busti, en la campaña para llegar a la primera Gobernación y, de hecho, fue nombrado en esa gestión como director de Subsidios, donde cometió numerosas irregularidades y fue sumariado.

Definió a la comunicación como “una ciencia muy compleja porque no se sabe a ciencia cierta el resultado”. También se dedicó al periodismo unos años. “La política está denostada y hay que aprender a trabajar con eso”, dijo después.

Contó que a Emiliano Giacopuzzi lo conoció cuando estudiaba Comunicación Visual en Santa Fe. Trabajó con él hasta 2010 0 2011. “Hay quienes creen que el marketing político ensucia la política, esa es una mirada. Él sufrió un aprendizaje conmigo. El marketing político es una actividad profesional, que brinda herramientas que permiten a la política hacer trascender las ideas para que las personas lo puedan entenderlas, aplicarlas y votar si es marketing electoral”. “No es fácil encontrar diseñadores con nivel para hacer marketing político, son talentos, y con Emiliano lo encontré. Además era peronista, y yo siempre trabajé con el peronismo. Jamás hice campaña con otros partidos, debo honrar la comunicación política”, comentó.

Desconoció que Giacopuzzi se haya convertido en empresario cuando dejó de trabajar con él. “Nunca le pregunté a Emiliano si era el dueño de la empresa. Dejé de trabajar con él porque ya estaba más relacionado con la vía pública y la impresión y me dijo que no tenía tiempo”, acotó. De cualquier modo trabajaron “en contacto cada vez que había una elección, hasta 2015”. “Desconozco si lo hacía en relación de dependencia o no”, asentó.

En referencia a Juan Pablo Aguilera dijo que lo vio “cientos de veces”. “Tuve más contacto con Aguilera que con Giacopuzzi por las campañas políticas que desarrollé”. “Juan Pablo siempre fue el responsable de la logística de instalar la comunicación en Entre Ríos en la vía pública, y la gráfica. Cuando uno hace una campaña como las que yo hago, que es diferente en cada localidad, nosotros unificábamos las campañas y manejábamos las fotos desde el concejal al gobernador. En 2007 fue la primera campaña que trabajamos juntos con Juan Pablo hasta 2015. Yo necesitaba resolver y él resolvía. Le decía necesito a todos los candidatos para sacarle fotos y él los traía, necesito pegar todos los afiches en Victoria y él lo hacía”, ejemplificó.
“Una acción de marketing directo”
En cuanto al parador de Mar del Plata consideró que fue “una acción de marketing directo”. “Los paradores fueron una moda que venía de Punta del Este. En realidad se trató de un stand clásico, grande, para hacer marketing directo de la actividad turística. Es una comunicación estrictamente gubernamental. Yo defiendo la comunicación bien desarrollada y cuando se dice ‘gestión Urribarri’, se habla de gestión”.

A continuación añadió que “la campaña proselitista busca transformar en votos”. “Un parador en Mar del Plata, con un público que no está preparado para recibir ese mensaje no es una campaña proselitista, bajo ningún punto de vista, aunque haya habido una foto o diez de Urribarri. No encuentro explicación para la crítica, no la encuentro”.
“Afiche rococó”
Así definió al slogan “Sueño entrerriano”, que creó en 2013 para las elecciones legislativas. “El ‘Sueño entrerriano’ es uno de mis orgullos, fue para la campaña legislativa de 2013 y creo que no se usó más. Tiene reminiscencia de Néstor Kirchner, que era muy emocional. Yo no hago campañas racionales sino emocionales. Quisimos instalar a Entre Ríos como la mejor provincia del país, por eso hicimos ese primer afiche totalmente disruptivo, que es como rococó”, describió.

Habló de ese modo del afiche que se colocó en espacios públicos cuando se lanzó la campaña “Sueño entrerriano”. “Con el sueño entrerriano hablábamos de un proyecto de país. El líder del proyecto era Urribarri, si lo hubiésemos puesto a (Lautaro) Gervasoni hubiese estado mal, porque el líder era Urribarri. Su candidatura fue testimonial, como pasó en muchas provincias”, recordó.
Fuente: Análisis

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