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Se trata del cura José Miguel Padilla, superior de la Fraternidad de Belén y responsable del colegio secundario Nuestra Señora de Luján, de intendente Alvear, en la provincia de La Pampa. Padilla fue denunciado en la Justicia por abusos contra un exseminarista oriundo de Entre Ríos.

El juicio se llevará a cabo durante cinco jornadas y ya fue programado para que comience el 12 de diciembre y que finalice el 16 del mismo mes. La jueza de audiencia de juicio, María José Gianinetto, será la encargada de coordinar el debate y dictar sentencia. La fiscala de Género Ana Laura Ruffini, quedó a cargo de la acusación, luego que su par, Ivana Hernández, quien llevó adelante toda la investigación dejara el cargo para subrogar un Juzgado Federal en Salta.

A mediados de octubre de 2019 Vicente Suárez Wollert contó de los abusos a través de un hilo en la red social Twitter. Había sido seminarista en la Fraternidad de Belén pero no pudo seguir la carrera eclesiástica: soportó los abusos del superior. Días después de contar los hechos, aquella historia se transformó en un expediente judicial en el Ministerio Público Fiscal de General Pico, La Pampa.

“Fue un proceso que llevó bastantes años; de guardar este secreto por muchos años y de estar al pendiente todos los días de que alguien hable. Incluso estando dentro de la vida religiosa me acercaba a mirar las noticias, a poner el nombre (de Padilla) en el buscador para ver si alguien se había animado a hablar”, relató Suárez Wollert..
Detalles de la causa
Primero conoció a El Ángel Guardián.

Era un Guardián. Se verá después qué tan poco tenía de Ángel.

Lo primero que le dijo El Guardián fue: «Mi misión será acompañarlo en sus primeros pasos en la vida de la comunidad, hermano. Es hasta que se acostumbre, pero estoy seguro que pronto podrá adaptarse y guiar a otros que se sumen a nuestra fraternidad».

Lo segundo fue más intimidatorio: «Trate de hablar poco y de vigilar la custodia de los ojos, esto es, mirar siempre al suelo y no a los ojos excepto al padre superior».

No sabía entonces lo que al final ocurriría con el padre superior.

Vicente Suárez Wollert había dejado su ciudad, Santa Elena, para vivir la vida monacal. Se trasladó a La Pampa, con los frailes Capuchinos Recoletos. Tenía 19 años.

«Piense -le recomendó el Guardián- que Dios le está mirando. Su trabajo va ser la lavandería: por día cada hermano le traerá su ropa, la lavará, tenderá, doblará sin planchar, porque no es necesario en nuestra vida de pobreza, y dejará en la puerta de cada celda. A media mañana, puede tomar un café y regresa a su trabajo, pero siempre en silencio. Rece el Rosario mentalmente para coronar a Nuestra Señora con los cinco Rosarios al día».

Los Capuchinos Recoletos llegaron a Intendente Alvear, en La Pampa, en año 2004 por pedido del entonces obispo Rinaldo Fidel Brédice. Tomaron a su cargo la parroquia y convento de la Inmaculada Concepción. Los frailes también tienen bajo su responsabilidad el Colegio Secundario Nuestra Señora de Luján.

Los Recoletos, que conformaron una versión dura y anclada en las viejas tradiciones del catolicismo, adoptaron el nombre de Fraternidad de Belén, y en sus estatutos dejan en claro su perfil: “Los miembros de esta fraternidad se proponen ante todo buscar la perfección de la caridad, es decir tender fervientemente a la santidad de vida para la mayor Gloria de Dios, de acuerdo a la espiritualidad franciscano capuchina, acentuando la sublime Cátedra de Belén, como camino de recolección”. Tienen tres casas religiosas. Una, en Intendente Alvear, La Pampa. Allí llegó Vicente Suárez Wollert con la pretensión de hacerse monje.

Nunca lo consiguió. Allí fue abusado por uno de los superiores, el padre fundador.

Vicente Suárez Wollert lo contó públicamente en su cuenta de Twitter. Después, aceptó una entrevista en el programa Puro Cuento de Radio Costa Paraná 88.1.

Ahora tiene 24 años y busca entender qué fue lo que le pasó en esa casa religiosa.
Fuente: Entre Ríos Ahora

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