El jefe de los orientales, general José Artigas, con sus 3.000 soldados y una multitud de pueblo calculada en 16.000 personas, forman parte de esa solemne columna cívica conocida como la "redota". "Y los héroes, dice Zorrilla de San Martín en su Epopeya de Artigas, eran mujeres, y eran niños, y eran viejos, muy viejos algunos. Y eran soldados y eran familias, la misma familia de Artigas, sus ancianos padres, su hermana primogénita doña Martina.
"Y eran indios salvajes, y eran próceres, Suárez, Barreiro, Bauza, Monterroso. Y eran los curas de las parroquias, y los franciscanos expulsados de Montevideo por amigos de los matreros... y era Artigas.
"La población del Uruguay quedó reducida a la tercera parte; a menos de la quinta parte de sus moradores, decía el gobernador español".
Esa multitud llega hasta el Salto Oriental cruzando el río Uruguay, frente a Concordia, para acampar en sus proximidades sobre las márgenes del arroyo Ayuí, viviendo a la intemperie, bajo las carretas, en condiciones sufrientes y miserables.
El día de la llegada del pueblo oriental a Concordia no ha sido establecido con exactitud ni lo ha sido declarado oficialmente. Se toma como fecha el primer documento datado en el Ayuí. Es un oficio de Artigas dirigido a la Junta del Paraguay, informándole de todo lo acontecido; pero es indudable que esa llegada comienza a principios de noviembre.