Como parte de esa misma labor social que luego plasmó en sus obras, Rougier construyó el cimiento de conocimiento y afecto que permitió que el festejo del centenario de Villa Elisa, su ciudad natal, en 1990, alcanzara un nivel mayor que una mera recordación: reconstruyó lazos familiares que perduran y fructifican en la cooperación internacional que la comunidad recibe desde la región de Alta Saboya (Francia).
En su persona, se reconocía una pieza fundamental del rescate de la identidad cultural de la ciudad jardín, plasmado en el reencuentro con los “primos europeos” y que la trascendencia de esa gestión iniciada hace muchos años, se vea hoy culminada en un encuentro definitivo.