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"El Colegio de Abogados de Entre Ríos ha venido a saldar una deuda con dos de los más preclaros abogados que ha dado la ciudad de Concordia". La frase resonó en el comienzo del acto que el viernes último tuvo lugar en el salón del Foro de los profesionales del derecho concordiense, a fin de rendir homenaje simultaneo a Arturo Sampay, peronista de la primera hora, "padre" del constitucionalismo social en la Argentina y mentor de la Constitución Nacional de 1949, y Luis María Jaureguiberry, antipersonalista, fundador y primer presidente del Colegio de Abogados de Entre Ríos, jurista y catedrático de fuste.

De ahora en más, la sede del Colegio de Abogados concordiense, que hoy preside Eduardo Paredes, exhibe en uno de los flancos de su salón de actos sendas placas. Una lleva el nombre de Sampay y fue descubierta por el Doctor Bernardo Salduna, Vocal del Superior Tribunal de Justicia, junto al Doctor Enrique Martínez, actual presidente del Colegio de Abogados de Entre Ríos. La otra tiene grabado el nombre de Jaureguiberry y fue descubierta por dos hijas suyas, María Esther Jaureguiberry, abogada, y Susana, escribana.

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Bernardo Salduna y Enrique Martínez descubren la placa en homenaje a Arturo Sampay Agrandar imagen
Bernardo Salduna y Enrique Martínez descubren la placa en homenaje a Arturo Sampay
La carta enviada para la ocasión por Carlos, hijo de Luis María Jaureguiberry, fue la única y elegante referencia a las veredas políticas opuestas por las que caminaron los dos homenajeados: "Merece destacarse que a pesar de las diferencias políticas que separaban a mi padre del doctor Sampay, dichas circunstancias no enturbiaron nunca la amistad que ambos se profesaban y el recíproco respeto y reconocimiento que los unió" escribió en su misiva Carlos Jaureguiberry.

Y no hay duda alguna de que jugaron en grupos diferentes en aquellos agitados años de la historia argentina. Sampay fue el "Alberdi" de la Constitución de 1949, ciento por ciento peronista y católico. Jaureguiberry fue constituyente de otra convención, la convocada por el régimen "cívico militar" en 1957, en la que fue "miembro informante del despacho del que resultó el artículo 14 bis incorporando el derecho social", como bien recordó en sentidas palabras el Doctor Alfredo Martín Arigos.

No deja de asombrar lo poco que se sabe de Sampay en Concordia, autoproclamada "capital del peronismo entrerriano", siendo que "Don Arturo" fue uno de los principales protagonistas de ese movimiento a mediados del siglo veinte. Tal vez la falta de reconocimiento tenga alguna relación con las viejas luchas internas del partido fundado por el General Perón, de las que Sampay fue víctima, aunque de ello nada se dijo en el acto del viernes pasado.

En efecto, Arturo Sampay tuvo el raro privilegio de ser perseguido tanto por las dictaduras militares de derecha como por sectores de izquierda del PJ que lo vinculaban a Domingo Mercante y al nacionalismo católico. Cuentan que en una ocasión el mentor de la Constitución de 1949 huyó del país "disfrazado de sacerdote y con identificación falsa", primero al Paraguay, luego a Bolivia y, finalmente, a Montevideo.
El discípulo de Maritain, padre del constitucionalismo social argentino
Respecto de Arturo Sampay, quien tuvo a su cargo reseñar su obra fue Enzo Cabrera, en nombre del Colegio de Abogados de Entre Ríos.

Cabrera recordó que Sampay nació en Concordia en los albores de la segunda década del siglo pasado. Cursó estudios en el histórico Colegio Nacional de Concepción del Uruguay. Se graduó de abogado en 1932 en La Plata y realizó posgrados en Zurich, Milán y París.

En la capital francesa asistió a clases del filósofo Jacques Maritain, por quien fue profundamente influido. En 1944 se instaló definitivamente en La Plata donde ejerció la docencia en la Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales de la Universidad local.

En 1946 fue designado Fiscal de Estado durante la gobernación bonaerense de Domingo Mercante y en 1949 fue elegido convencional constituyente de la Convención que sancionó el nuevo texto constitucional, siendo miembro informante de la mayoría y uno de los principales redactores de la nueva Constitución.

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Dueño de un pensamiento precursor, no pueden obviarse sus obras mayores: "La Crisis del Estado de Derecho Liberal Burgués", "La filosofía del iluminismo", "La Constitución Argentina de 1853", "Introducción a la Teoría del Estado".

La Constitución de 1949, a la cual Sampay le dio su impronta, formó parte de la corriente del constitucionalismo social, que incorporó los derechos de los trabajadores, de la familia, de la ancianidad, de la educación y de la cultura, la protección estatal para la ciencia y el arte, la enseñanza primaria obligatoria y gratuita, además de la igualdad de hombres y mujeres en las relaciones de familia.

Uno de los artículos incluyó lo que se conoció como "decálogo del trabajador", integrado por 10 incisos referidos a los derechos a trabajar, remuneración justa, capacitación, condiciones dignas de trabajo, preservación de la salud, bienestar, seguridad social, etc.

En 2014 Sampay fue declarado ciudadano ilustra post morten de la Provincia de Entre Ríos por ley 10330.

"A 41 años de su fallecimiento, el Colegio de Abogados de Entre Ríos realiza este homenaje para que su recuerdo sirva de inspiración a todos los hombres y mujeres entrerrianos que entienden el ejercicio del derecho como el medio fundamental para contribuir a la paz y a la justicia social" dijo Enzo Cabrera, al concluir la lectura del perfil de Sampay.
Un "hombre de derecho" con estatura de "jurista"
Las primeras palabras que permitieron trazar una semblanza del otro homenajeado, Luis María Jaureguiberry, provinieron de la carta enviada por su hijo Carlos, lamentando no poder estar presente en el acto.

"Era esencialmente eso, un abogado, un hombre de derecho, que no solamente ejerció la abogacía de un modo cabal, consecuente con sus ideas republicanas y sus férreos principios morales, sino también porque en ese campo dejó sembradas sus enseñanzas a través de los libros que escribió. Su pasión por el derecho y su particular pasión por el estudio y el ejercicio de la abogacía lo llevó a la cátedra de la Universidad Nacional del Litoral, desde la cual contribuyó también a la formación de nuevos hombres de derecho" escribió Carlos sobre su padre Luis María.

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Dos de sus hijas descubren la placa que recuerda a Luis María Jaureguiberry Agrandar imagen
Dos de sus hijas descubren la placa que recuerda a Luis María Jaureguiberry
También habló sobre Jaureguiberry otro conocido abogado del foro de la capital del citrus, el Doctor Alfredo Arigos, en lo que constituyó el cierre del acto.

"Nada más justo que este homenaje y que quede plantada en esta casa del Colegio de Abogados una placa recordatoria del Doctor Luis María Jaureguiberry" arrancó diciendo Arigos.

"Me han pedido que hable y ello me ha sacudido" agregó. "Por un lado, porque me ha llevado a reencontrarme con la rica personalidad de Luis María, y por otro lado ha removido recuerdos y sentimientos entrañables".

Arigós recordó que Jaureguiberry "actuó con pasión y entrega en distintos campos del quehacer social. Fue abogado en el pleno y mejor sentido de la palabra, esto es, fue abogado de pleitos y de consulta, y vivió de ello y se preocupó y ocupó de todo lo que atañe a ese quehacer. Adoctrinaba a quien quisiera oírlo -y también a quien no- sobre la bondad y necesidad del Colegio Público de Abogados y sobre sus tres pilares necesarios: colegiación obligatoria, gobierno de la matrícula y potestad disciplinaria. Y así lo decía, señalando con sus dedos cada uno de estos pilares por los que venían bregando muchos abogados desde tiempos antes".

Fue así que junto con otros colegas que compartían el ideario, cuando se dieron las condiciones políticas que lo permitieron, impulsaron y lograron la creación del Colegio de Abogados de Entre Ríos, en el año 1956. "Por gravitación natural", Luis María Jaureguiberry fue su primer presidente.

Arigos no dudó en afirmar que el homenajeado "alcanzó la estatura de jurista y se brindó como tal, por un lado en la docencia universitaria, que desarrolló en Santa Fe, en la Facultad de Ciencias Jurídicas de la Universidad Nacional del Litoral, y por otro lado como publicista, con obras como La Letra de Cambio y el Pagaré, que inició doctrina sobre la nueva legislación por entonces acogida sobre la materia en nuestro país".

"Constituyente en la Convención de 1957, fue miembro informante del despacho del que resultó el artículo 14 bis incorporando el derecho social sobre el cual también le gustaba disertar y conversar", recordó.

"Pero no me iría en paz -concluyó Arigos- sin decir que Luis María era también un observador sagaz y penetrante de la realidad en todas sus manifestaciones, y dentro de ellos, de la del Foro y los tribunales. Y en la tertulia, o en el diálogo, un expositor, cuando no polemista, siempre interesante, ameno y con gracia".
Recordatorio a Mainez

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Eduardo Paredes y Enrique Martínez entregan un recordatorio a Mainez Agrandar imagen
Eduardo Paredes y Enrique Martínez entregan un recordatorio a Mainez
El breve acto en la sede de calle Hipólito Yrigoyen incluyó al comienzo un "agradecimiento a quien representó a los abogados durante cuatro años difíciles en el Consejo de la Magistratura de la provincia".

Se aludió así al Doctor Antonio Mainez, de quien se dijo "mantuvo en alto la bandera de los abogados frente a los restantes estamentos de la sociedad que tuvieron la enorme tarea de seleccionar los miembros de la magistratura provincial".

El recordatorio a Mainez fue entregado por el presidente del Colegio de Abogados de Entre Ríos, doctor Enrique Martínez.
Fuente: El Entre Ríos

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