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"Quería compartir mi historia de vida, me lo debía a mí mismo", confesó Daniel Medvedovsky a El Entre Ríos, desde Estados Unidos. Con sus jóvenes 24 años, recién estrenados, está viviendo una nueva aventura en su camino de proyección mundial, tras haberse convertido en uno de los 10 disertantes de las primeras charlas TEDx de la costa del río Uruguay.

Su esfuerzo, motivación y estudio le han abierto puertas en diferentes partes del planeta. Conoció Viena, en el Viejo Continente; visitó el vecino Chile, becado por el Instituto para el Liderazgo de las Américas y, meses después, vivió una enriquecedora experiencia en la India. Pero las raíces tiran fuerte y en noviembre, antes de emprender un nuevo desafío en tierras extranjeras, el futuro licenciado en Relaciones Internacionales se dio una vuelta por su Concordia natal para hablar sobre aquello que muchos jóvenes de su edad experimentan y no se atreven a contar.

“Además de la motivación personal de viajar y aprender, tengo otra que va más allá de cualquier individualismo: poder aportar, desde donde se pueda, un granito de arena para darle alas a mi Concordia querida”, comentó y reveló qué sensaciones le dejó poder vivir la experiencia TEDx en su ciudad: “Antes, durante y después del evento, tuve las emociones a flor de piel, con lágrimas en los ojos y muy movilizado por la energía que se vivió por esos días”.

Daniel fue el quinto en pararse sobre el punto rojo, ubicado en el escenario del salón de la fundación Osde, donde 100 privilegiados esperaban ansiosos escuchar lo que él tenía para decir.

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"Creo que todas las personas estamos en busca de sentido en la vida y una de las cosas que nos brinda mayores satisfacciones es poder trascender. Yo recién estoy completando mi formación universitaria, ¿de qué manera podía trascender? Animándome a poner en palabras lo que muchos no pueden o no quieren hacer: contando mi historia personal y enlazándola con lo que más quiero en el mundo”. Ese deseo fue justamente el motor que lo impulsó a participar de las charlas TEDx Parque San Carlos, una experiencia que le resultó muy enriquecedora desde el momento en que dio el sí.

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“Al ser el más chico, me sentí muy bien cuidado y aprendí muchísimo de los otros oradores, así como también de la gente de la organización”, enfatizó el concordiense, al compartirnos cómo vivió el momento a momento: “Las charlas tras bambalinas, los ensayos, la camaradería son lo mejor que me llevo de haber participado”. Tal es el vínculo que se creó, resalta Daniel, que hasta el día de hoy se mantienen todos en contacto, pese a las distancias y las obligaciones de cada uno, “porque somos eso, una comunidad”.

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Con la frescura que lo caracteriza y un toque de humor, presentó al público a Juancho, Franco y Emanuel, sus tres amigos de toda la vida, y explicó qué comparten, además del gran afecto que los une, algo con lo que quizás muchos jóvenes de su edad se sienten identificados. El objetivo de su charla fue claro: interpelar al oyente para que reflexionara sobre el potencial no explotado que tienen las ciudades chicas y medianas, sobre lo que se podría lograr con estrategias que partieran desde todos los sectores de la sociedad y, a su vez, conectar ese fenómeno con la falta de oportunidades que pueden experimentar quienes viven en ellas.

Fueron justamente ellas las que lo empujaron a revelarle al mundo, a través del canal oficial en Youtube de TEDx Talks, el punto y coma que lleva tatuado en su muñeca, el que marcó un antes y un después en su vida, un recordatorio de que siempre hay que seguir peleándola. “Quería compartir mi historia, porque la entereza como persona viene de integrar y no tener vergüenza de todas las situaciones que vivimos. Soy quien soy hoy, porque transité este camino y no otro. La falta de oportunidades en mi ciudad de origen se hizo carne en mí a través del intento de poner un punto final en mi vida. Luego aprendí que había un rayito de esperanza para que estas cosas dejen de pasar. Entonces decidí compartirlo”.
No le pongamos punto final a nuestras ciudades | Daniel Medvedovsky | TEDxParqueSanCarlos
Su revelación llegó justo antes del intervalo que dio por finalizada la primera mitad del evento e hizo brotar más que ideas, sensaciones encontradas, reflexiones y alguna que otra lágrima.

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Las repercusiones no tardaron en llegar. “Al terminar la charla, muchos se acercaron tímidamente a agradecerme por haber puesto en palabras cosas que ellos sabían que existían, pero de las cuales no habían podido emitir voz. Me quedo con las palabras de una persona que me dijo: ¨Muchas gracias por todo esto que contaste. Tengo un hijo que está viviendo lo mismo que vos y es muy difícil¨”.
Fuente: El Entre Ríos

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