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La exposición de la ecuatoriana Amparo Medina ante un grupo de Senadores nacionales ha generado no pocas reacciones. No es para menos. Se podrá estar o no de acuerdo con ella, pero de lo que no hay dudas es de que se está ante una persona con una dolorosa experiencia de vida. Su mensaje no se mueve sólo en el terreno de las ideas sino que se basa en vivencias muy concretas.

Décadas atrás, Amparo fue la "Comandante Manuela", guerrillera del Movimiento Alfaro Vive. Más adelante dejó las armas y se convirtió en una consultora de Naciones Unidas en favor de la anticoncepción y del aborto. "Me puse al servicio de la gran revolución de izquierda. En lo educativo, cultural y político, comencé a trabajar para lograr una discriminación hacia el varón, un empoderamiento de la mujer y que la Iglesia sea excluida de las actividades sociales y educativas", recuerda.

En aquella época de su vida, formando parte de una ONG, Amparo Medina firmó un convenio con la ONU y el gobierno ecuatoriano para administrar 6 millones de dólares destinados a desarrollar proyectos de salud sexual reproductiva. "Lo tengo que reconocer con mucho dolor y vergüenza -le confesó a los senadores argentinos-: nosotros sabíamos perfectamente y todos los técnicos y consultores de Naciones Unidas sabemos perfectamente que todos los fondos, nuestros contratos, nuestros proyectos, están totalmente financiados por farmacéuticas (laboratorios) y dependen exclusivamente de las ventas que nosotros hagamos para seguir financiando nuestros proyectos. Por ejemplo: de un proyecto de 6 millones de dólares en 4 años, en Ecuador se logró el éxito de recaudar -y se puede ver en cualquier informe- un millón y medio de dólares mensuales en anticonceptivos".

La exguerrillera relató a los senadores cuáles fueron los resultados de aquellos proyectos de la ONU al servicio de los cuales luchó durante varios años. "Les pido que vean los informes sobre la situación de los jóvenes en materia de salud sexual reproductiva antes del 2000 y después del 2015. Yo les voy a adelantar los resultados: los proyectos basados exclusivamente en la entrega de anticonceptivos a adolescentes quintuplicaron el embarazo adolescente. Ante de estos proyectos, los jóvenes iniciaban su vida sexual entre los 17 y los 18 años. Actualmente en América Latina está entre los 12 y los 13 años. Se han quintuplicado las enfermedades de transmisión sexual. Antes teníamos, según informe de Naciones Unidas, 5 enfermedades de transmisión sexual en América Latina. Hoy existe un promedio de 30 tipos. Antes eran a nivel genital exclusivamente. Hoy han mutado a nivel oral, anal y genital, por el tipo de relaciones sexuales que estamos impulsando a los jóvenes a tener, en donde el cuerpo es un objeto".

De inmediato, Amparo se metió de lleno en la cuestión del aborto. "Al haberse quintuplicado el embarazo adolescente, vino la siguiente parte: no se quiere tener al bebé. Y empieza automáticamente la campaña de aborto seguro. ¿Cuál es el beneficio de esta campaña? Yo como Naciones Unidas vendía anti concepción a los países a través de los ministerios de salud pública. Traíamos preservativos a 10 y 12 centavos de las farmacéuticas de la India y los vendíamos a nuestros países en América Latina a un promedio de 25 y 30 centavos. Traemos pastillas abortivas (pueden revisar las páginas de aborto seguro que difunden el aborto químico, lo venden a través de internet) de la India a 4 dólares el paquete de pastillas y se vende acá, en Argentina, a 12 y 14 dólares".
Denuncia con nombre y apellido
El discurso de Amparo Medina ante los Senadores tomó un giro impensado cuando la exguerrillera no tuvo empacho en denunciar con nombres y apellidos a legisladores argentinos capacitados en el extranjero para militar en favor del aborto e incluso resaltó que el proyecto de ley de aborto seguro y gratuito en varios países de América Latina es el mismo que ha sido "copiado y pegado" hasta con errores de ortografía.

"¿Saben quiénes capacitan a los médicos para realizar abortos seguros en América Latina? El Fondo de Población de Naciones Unidas. ¿Saben quiénes van a recibir capacitaciones sobre cómo manejar leyes sobre aborto seguro? Averigüen cuáles han sido los diputados, los senadores que han recibido capacitaciones de Naciones Unidas y en dónde. Yo hacía eso. Les entregábamos el proyecto de ley a los diputados y senadores que nos interesaba que difundan el aborto en nuestros países. No tengo problema en decirlo porque ella sabe que hemos tomado café en mis épocas de abortista. Diana Conti fue de las primeras diputadas aquí en América Latina que aceptó ser nuestra líder para difundir el aborto. Recibió capacitaciones con nosotros, con dinero de la ONU, en Canadá, en Perú, en Bolivia. En Perú fue condecorada por el presidente del Congreso en 2004 por comprometerse a ser la líder pro aborto a nivel político en el continente latinoamericano. Habría que ver cuántos diputados han ido ahora a la India, a Arabia Saudita, a Canadá, a Alemania, a Holanda, a Bélgica, a recibir capacitaciones".

"Si ustedes revisan el proyecto de ley pro aborto que en este momento está aquí en Argentina, es el mismo que está en Colombia, en Perú, en Ecuador y en Bolivia. Déjenme decirles que hasta con las mismas faltas de ortografía y la mala redacción, porque hay consultores a los que nos pagan para hacer eso", agregó.
Hubo un antes y un después del aborto de su amiga
El momento más dramático de la exposición de Amparo López llegó cuando contó con lujo de detalles por qué cambió el rumbo de su vida, qué ocurrió para que de ser una militante abortista pasara a trabajar decididamente para auxiliar a las mujeres con embarazos en crisis, acompañándolas para que no maten a sus hijos.

Aquí, su relato textual:

Yo estoy aquí porque soy la culpable de muchos abortos en mi país. Yo llevé personalmente -y lo digo con mucho dolor- a muchas mujeres a abortar, hablé durante muchos años del aborto, elaboré y difundí textos educativos en los que se habla del aborto como derecho a decidir.

Mis manos están manchadas de sangre, pero lo que me llevó a cambiar de opinión fue que después de haber hablado tantos años sobre el aborto, jamás había visto un aborto directamente, nunca. Cuando las Pro Vida se me acercaban con los cartelitos con bebés llenos de sangre yo les rompía los carteles en la cara y les decía "viejas fundamentalistas", "viejas ideologizadas". Rompía los carteles y se los tirábamos en la cara.

Hasta que mi mejor amiga, compañera de armas, compañera de izquierda, compañera de lucha, atea como yo, quedó embarazada por una relación adúltera. La decisión de todos fue que abortara antes de que se enterara su marido. Y por primera vez entré a una clínica de abortos. Nosotros habíamos comprado los AMEU, máquinas de absorción manual del endometrio, vendidas por el IPAS y en este momento el delegado oficial del IPAS es quién está detrás de la promoción del aborto aquí en Argentina. Ahora mismo están los delegados del IPA haciendo la negociación de los AMEU, máquinas que yo compraba para distribuirlas en los proyectos. Pero nunca había visto cómo funcionan y les recomiendo que nunca lo vean. Jamás lo van a olvidar.

Entré al abortuario con mi amiga y aprendí 3 lecciones del aborto.

La primera lección es que ninguna mujer entra con una sonrisa en los labios y las manos en la cintura a abortar, porque seríamos desalmadas, seríamos enfermas mentales. Hoy me paro más de 15 años después en las puertas de los abortuarios y veo la misma cara que encontré en mi amiga: cara de asustada, nerviosa, indecisa, con la mirada baja, sudorosa.

La segunda lección es que a mi amiga le pusieron la anestesia peridural de la cintura para abajo, quedó paralizada (llevaba 10 semanas de embarazo) y en el momento en que cruzaba de la enfermería al consultorio me dijo 'entra conmigo'. Sus ojos estaban nerviosos y yo, en vez de decirle 'si no quieres, no lo hagas', lo que le dije fue 'tranquila', lo que le decimos a todas las mujeres para que aborten: 'no pasa nada', 'en 40 minutos vas a estar libre', 'esto es como ir al dentista', 'esto es seguro', 'el médico es un especializado', 'no te va a pasar nada'. Si le hubiera dicho 'si no quieres, no lo hagas, yo te ayudo', estoy segura que no habría abortado. Una mujer necesita ayuda, no un aborto.

Hoy, después de haber ayudado a más de 16.000 mujeres en 8 ciudades con nuestros proyectos, les puedo decir que hemos salvado vidas, dos vidas, la de la mamá y la de los niños. Nos paramos en las puertas de los abortuarios y les ofrecemos ayuda. Y 16.000 niños son hoy testimonios en el Ecuador que una mujer que quiere abortar y es ayudada le dice sí a la vida de su hijo y le dice sí a su vida.

Luego entramos al consultorio y por primera vez vi lo que significaba un AMEU. La cucharetas entraban una detrás de otra en el conducto vaginal de mi compañera, vi cómo cortaban al bebé, vi una pecera de cristal donde ponen agua para que caigan los restos. Yo les puedo asegurar que ni son coágulos ni son células. Yo vi que lo que caía eran brazos, piernas, piel humana.

Me quedé paralizada, no sabía si correr, si gritar. No podía creer lo que estaba viendo. El médico de la manera más fría que se puedan imaginar cogió los restos del bebé y contaba que todo esté completo, fue al inodoro, levantó la tapa, tiró todo el contenido del recipiente, salió con una frialdad y dijo 'en 40 minutos ella ya se va a poder movilizar, aquí está la receta, si empieza a sangrar nos avisan y van a un hospital, ustedes y yo a partir de hoy no nos conocemos'.

Mi amiga tenía las manos frías totalmente, con la mirada clavada en el techo. Le tomé las manos y no me miraba. Sólo me dijo '¿dónde está mi bebé?'. Hasta el día de hoy no le he podido decir 'tu hijo se fue por el inodoro del consultorio donde hicimos el aborto'.
Aborto: Amparo Medina a Senadores de la Nación Argentina
Yo estoy aquí porque ese día me prometí trabajar por todas las mujeres y a partir de ese día milito activamente en la defensa de los derechos de todas las mujeres, inclusive la mujer que vive en el vientre de otra mujer, porque ella también tiene derechos. Y si es un hombre, a tal punto NO es el cuerpo de la mujer que inclusive tiene un sexo diferente al de ella.

Jamás vino una mujer después de haberla ayudado a abortar a agradecerme. Jamás. Siempre vi lágrimas, siempre vi dolor. Hoy tengo la alegría de decirles que -cuando ustedes quieran están invitados a conocer nuestros proyectos en América Latina- las mujeres que en las puertas de los abortuarios han recibido nuestra ayuda y vienen con sus niños en brazos y nos dicen 'gracias', 'gracias porque por ustedes hoy mis hijos están aquí'. Abuelos que han llevado a abortar a sus hijas porque eran muy pequeñas, porque no estaban preparadas, a los que nos hemos tenido que enfrentar inclusive llevándonos a la hija menor de edad a un centro para que nosotros la ayudemos, le damos casa, comida, ayuda emocional, laboral, ayuda educativa. Hasta que el bebé cumpla un año están bajo nuestro amparo. La metodología la tenemos, la propuesta la tenemos y estamos dispuestos a compartirla. Si ustedes quieren les entregamos la metodología. En Jujuy vamos a hacer la capacitación de especialistas laicos, civiles, comprometidos, que quieran aprender a atender mujeres en las puertas de los abortuarios. Y vamos a tener más de 30 profesionales capacitados para atender a estas mujeres con embarazo en crisis.

Es posible ayudar a una mujer con un embarazo en crisis. La metodología existe. La propuesta está, los testimonios existen y si ustedes quieren pueden ir a Ecuador y constatar que allí, en México, en Colombia, en Perú, aquí en Argentina (Buenos Aires) también tenemos un centro, y presenciar los testimonios de niños salvados del aborto que vienen a decirnos claro y fuerte 'sí a la vida' y vale defender la vida de los dos.

Yo estoy aquí porque mis manos están manchadas de sangre, porque yo fui culpable de que muchos niños no nazcan. Hoy que voy a ser abuela me doy cuenta que si yo hubiera abortado mi primera hija, jamás mi nieto hubiera nacido, porque jamás los hijos de mi nieto tampoco habrían conocido la vida. Matar un niño es matar una generación y cada niño que ha sido abortado es una generación que hemos eliminado de nuestra vida. Estados Unidos lleva ya 45 millones de niños abortados. Cada año un millón y medio de niños mueren a causa del aborto. Eso es lo que no queremos para América Latina.

Queremos pedir en nombre de todas las mujeres latinoamericanas 'Argentina resiste'. Si ustedes caen, cae toda América Latina. Este es el golpe final que estas organizaciones de muerte están dando en el continente latinoamericano. No están solas. Estamos con ustedes. Vamos a apoyar a través de las redes sociales, de cartas. Queremos decirles claro y fuerte 'Argentina es y debe ser pro vida, América espera mucho de ustedes, resistan, no permitan que maten a nuestros hijos'.

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