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La entrerriana, en la cima del éxito
La entrerriana, en la cima del éxito
La entrerriana, en la cima del éxito
Emilia Mernes, la chica que nació en Nogoyá, Entre Ríos, en 1996, y que días atrás agotó los tickets para 10 fechas en el Movistar Arena de Buenos Aires en 10 horas y luego repitió agotando un doble Antel Arena en Uruguay, tiene un día intenso, cuenta el diario El País de Montevideo. Solo hay que llegar a su discográfica para comprobarlo. El ascensor que traslada hasta el piso en el que aguarda la artista parece de uso exclusivo de periodistas. Van y vienen los colegas a un ritmo frenético, el mismo que debe acompañar a Emilia desde que en 2019 inauguró su carrera solista con Recalienta, luego de una “previa” de dos años como una de las cantantes del grupo uruguayo Rombai.

El formato mp3 explotó entre finales del siglo XX y comienzos de este, a partir del boom de Napster. La cantante, bailarina y modelo —en pareja con otro “pope” de la escena urbana, Duki— casi que nació con ese modelo que generó un boom de descargas ilegales que hizo tambalear la industria discográfica, esa que hoy goza de buena salud gracias, en buena medida, a dos pilares: las plataformas digitales y los shows. Esos dos pilares marcan el ritmo de vida de Emilia.

“Es de los primeros recuerdos que tengo con la música y me parecía interesante poder traerlo a la actualidad”, dice para explicar por qué su nuevo disco, ese que causa sensación, se llama .mp3. “Hay mucha gente que me sigue que no tiene idea lo que es un mp3 o que no tiene idea de cómo se reproducía la música en ese momento. Me parecía interesante poder trasladarlo no solo a mi música, sino también a nivel visual; me divertía mucho la idea y me parecía una experiencia que tenía que hacer”.

—Es decir, terminaste tu primer disco, ¿Tú crees en mí?, que salió en 2022 y empezaste a trabajar en este...

—Estaba nerviosa y ofuscada: “¿Ahora qué voy a hacer, para qué lado voy a ir?”. Tiré unas balas, saqué un reggaetón y después dije: “Estoy harta de hacer reggaetón genérico”, y pensé en ir para otro lado.

—Lo veo mucho más pop que el anterior...

—Yo también, cien por ciento. Quise experimentar con varios géneros de la época del mp3 también. Tenés una parte más electrónica, más house; tenés la parte más hip hop, tenés balada, full pop. Hay una canción para cada mood, para cada momento del día.

—Hay una mención a Madonna en el disco. ¿La escuchaste mucho?

—La escuché muchísimo a ella, a Britney (Spears), a Christina Aguilera, todas ellas me marcaron y, sobre todo, mi número uno, Beyoncé.

—¿Te acordás del momento en el que dijiste que querías dedicarte a la música?

—Sí, me acuerdo de un momento clave. Habíamos vuelto de la facultad, estábamos en mi casa con mis amigos, que los conservo hasta el día de hoy. Eran mi grupo de estudio. “Estudio”, porque no estudiaba nada. Mis amigos tocaban la guitarra, cantábamos y me acuerdo de que yo estaba tocando una canción con la guitarra y uno de mis amigos me pregunta: “¿Qué hacés estudiando Literatura, Emilia?, ¿qué hacés que no te lanzás como cantante?”. Siento que en ese momento algo hizo clic en mi cabeza.

—El disco es bastante autorreferencial. ¿Lo que vivís lo tenés que bajar al papel?

—Sí, trato de ser lo más real en mis canciones, contar lo que me pasa, si me siento sola un día en el estudio, lo voy a decir en mis canciones, si quiero estar a mil kilómetros de mí porque ya no me soporto más, lo voy a contar, y si estoy atravesando una situación feliz con mi pareja también lo voy a contar, porque trato de que todas mis experiencias estén en las canciones. Cuanto más real y transparente, la gente conecta aún mejor. También tengo los momentos en los que digo: “Soy una perra exclusive, me gustan las burbujas, champagne en el jacuzzi”. A ver, yo no es que ando diciendo por la vida: “Soy lo más, gasto no sé qué”. Es como un alter ego: canciones que escuché de artistas que me gustaban, que me empoderaban, que vienen más del trap y del rap. Es esto de frontear, que en algunas canciones lo hago. Con “Facts.mp3” abro el álbum y digo: “Tengo todo lo que quiero pero quiero mucho más, yo me exijo cuanto quiero pero quiero mucho más”. También como un hecho de manifestar, de subirle el autoestima y la seguridad a la gente.

—Te declarás autoexigente, ¿qué tiene de bueno eso y qué de malo?

—Soy bastante pesada en ese sentido, bastante meticulosa, detallista, perfeccionista y en todos los ámbitos que tiene esta carrera, no solo el show sino también el estudio, las producciones, las coreografías, el vestuario, el maquillaje. Estoy muy metida en todo y eso es un poco desgastante. Hace que las cosas salgan bien pero es agotador mental y físicamente, requiere de mucho tiempo en el que tenés que estar enfocada y a veces para distender me cuesta un poco más, pero es un trabajo que estoy haciendo para no volverme loca y disfrutar.

—Cantantes como Tini se han animado a hablar ante su público de situaciones de salud mental. ¿Cómo es la relación que tenés con tu público, sos de contar lo que te está pasando?

—Para mí está buenísimo eso. Siento que somos una generación que concientizamos lo que nos pasa y lo contamos y no tiene nada de malo eso. También me gusta poder exteriorizarlo en las canciones . En “A_1000_Km.mp3″ o en “Guerrero.mp3” hablo de los miedos, de una enfermedad que estaba atravesando mi papá, que lo pude decir en esta canción y son canciones que pueden abrazar a un montón de personas que están pasando por lo mismo que yo. Soy un ser humano al que le pasan las mismas cosas que a ellos y que no me vean como algo megalejano e inalcanzable, sino que me vean como una compañera, como alguien que le atraviesan las mismas cosas que a ellos. Entonces, poder contarlo en las canciones genera esa cercanía y esa química y esa conexión con el público que es muy linda.
Fuente: El País de Montevideo

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