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En el mes de Julio de 2019, El Entre Ríos titulaba: “Niña de 11 años murió aplastada por un camión que descargaba basura cerca del Campo del Abasto”. La pequeña se llamaba Alejandra. Quizá pocos la recuerden.

Aquella no fue la primera ocasión en que el basural de Concordia y su entorno se volvían sitial de la muerte y del dolor.

Por entonces, igual que ahora, Martín Armanazqui ya era el máximo responsable de la Unidad de Desarrollo Ambiental (UDAAPA) de la Municipalidad de Concordia, de la que depende el campo del Abasto. “Nosotros tenemos prohibido el ingreso al predio de campo Abasto. Hay policías y seguridad”, se lo escuchó decir.

Pero algo falló, y sigue fallando, evidentemente. El 24 de junio de 2020 “un operario que trabajaba en la descarga de residuos recibió una brutal agresión por parte de personas que se encontraban en el Campo del Abasto. El trabajador municipal, identificado como Miguel Galli, -relataba la crónica de aquel día- trató de alejar a las personas para que no se amontonen en el momento en que los camiones maniobran para descargar los residuos pero tres personas se enfurecieron y comenzaron a atacarlo. Asimismo, se habrían sumado a la golpiza otros que estaban presentes en el lugar”.

La secuencia continúa. En Septiembre de 2020, en plena Pandemia, la noticia fue: “Vehículo municipal, involucrado en serio accidente: un hombre resultó con lesiones graves”. ¿Dónde? ¡O casualidad! En el Campo del Abasto. “Cuando el chofer de un camión volcador de residuos se encontraba maniobrando en el lugar, un masculino se había introducido entre la rueda trasera y el dispositivo de pala volcadora del camión municipal, por lo que al ser colisionado, lo lesiona”, relataron aquella vez desde la Jefatura Departamental de Policía.

Cuando murió la niña en aquel trágico Julio de 2019, hubo algún memorioso que hizo notar que la realidad ya había avisado… Y es que, unos pocos meses antes, el 7 de diciembre de 2018, la noticia había sido: “Pequeño sufrió la amputación de una falange en grave accidente en Campo del Abasto”. “La madre contó que el chico se encontraba en la zona del volcadero, cuando un camión - “Kukita”, de color rojo - realizaba maniobras para depositar la basura. En un momento dado, el menor apoyó la mano en el rodado, éste avanzó y la pala le apretó el dedo índice de la mano izquierda, amputándole una falange”.

2018, 2019, 2020, 2021 y… ayer nomás, 13 de agosto de 2022: “Un joven falleció al ser apretado por un camión de basura en el campo del Abasto”.

Han pasado ya muchas horas desde el tristísimo hecho y aún no ha habido una explicación oficial desde el municipio. El servicio de comunicación ha enviado reportes sobre los festejos por el mes del niño y la recepción al equipo de Ferro que ascendió a la B Nacional en Handball.

Distinto fue cuando el periodista Daniel Malnatti presentó su informe donde se lo veía convivir con familias que viven del cirujeo en El Abasto. Allí el municipio reaccionó rápido para poner en tela de juicio la labor del comunicador, para aclarar, para mostrar el relleno sanitario y todas las obras en marcha. Dijo Alfredo Francolini: "La realidad sesgada no es verdad".

Y nadie duda de que efectivamente se están haciendo allí grandes obras. Pero la muerte, habrá que admitirlo con dolor, al igual que la pobreza extrema, nos siguen ganando la partida.

El dolor se agiganta cuando se cubre de indiferencia. Porque, habrá que reconocer que si todas estas muertes hubieran ocurrido, por ejemplo, en un céntrico lugar (el corsódromo, por decir algo), y las víctimas hubieran sido de familias reconocidas de la ciudad, Concordia estaría en llamas, con los reclamos airados para que se haga algo que evite nuevas muertes…

Pero no… En el Campo del Abasto mueren pobres… nomás… Pobres que bien podrían hacer suyo lo que se le escucha rapear a René Pérez Joglar: “Yo soy un elemento más del paisaje, los residuos de la calle son mi camuflaje, como algo que existe que parece de mentira, algo sin vida pero que respira”…
Fuente: El Entre Ríos

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