Atención

Esta imágen puede herir
su sensibilidad

Ver foto

Compartir imagen

Agrandar imagen
Refrigerar vale oro
Refrigerar vale oro
Refrigerar vale oro
Sabían que se venía un tarifazo. Las instituciones intermedias y la propia Cooperativa Eléctrica habían avisado un mes y medio antes. Pero nunca es fácil prepararse para las malas noticias.

Cuando las facturas finalmente comenzaron a llegar, muchos comerciantes e industriales de Concordia sintieron lo mismo que Ringo Bonavena cuando cayó a la lona tras el golpe de nocaut que le propinó Muhammad Alí. Apelando a una metáfora más actual, es como si la motosierra los hubiera alcanzado con sus dientes afilados. Alguno puede que se haya preguntado “¿soy casta?”.

Los importes de las boletas hablan por sí solos. Un comerciante de Concordia pasó de 80.000 a 250.000 de una factura a otra. Es sólo un ejemplo. La mayoría vio triplicarse o incluso más que eso el costo por la energía en sus comercios. Una empresa del sector turístico se encontró con una boleta por 5 millones y un conocido supermercado, con varios locales en la ciudad, recibió la suya por 25 millones.

¿Qué pasó? ¿Por qué el fuerte aumento en la tarifa eléctrica, que afecta a la ciudadanía en su conjunto, pareciera haberse ensañado muy especialmente con el comercio, la industria y los servicios?

No hay una sola causa. Son varias combinadas y potenciadas. Primero, un aumento del precio de la energía: de 24 pesos a 46 pesos. Segundo: al comercio, la industria y los servicios se los pasó al Nivel 1 (altos ingresos), por lo que de ahora en más pagan el costo real, sin subsidios. Antes, estaban incluidos en una categoría por fuera de los tres niveles de la segmentación, que se denominaba Tarifa General, por lo que abonaban un valor que se ubicaba en el medio entre los niveles 1 y 3.

Digámoslo aún más simple y con números. Entre una factura y la otra, pasaron de pagar el kilovatio 8 pesos a pagarlo 46 pesos, porque perdieron todo subsidio y, a su vez, aumentó el precio de la energía, que en la anterior factura costaba 24 pesos. Menos mal que al mismo tiempo no hubo actualización del VAD (Valor Agregado de Distribución) –seguro que más adelante lo habrá-, porque si no la tormenta sería “perfecta”...

Encima, a esta “doble Nelson” se le agregaron otros condimentos ajenos al sistema eléctrico: en febrero hubo una ola de calor que obligó a consumir más, especialmente en comercios que dependen de la refrigeración, mientras que las ventas ya habían caído por la visible recesión. Y, por si faltaba algo, los uruguayos ya no cruzaban el puente para venir a comprar. Es cierto que no todos podían venderle a los vecinos del otro lado del río, pero indirectamente la ciudad recibía una inyección de recursos extra, que ya no está.

“A cualquier comerciante que consultes que tenga una heladera, los aumentos han sido gigantescos. Los montos están multiplicados por 3 o por 4, según los casos. Un ejemplo concreto: un comercio que pasó de 80 mil pesos a 250 mil pesos”, resume Adrián Lampazzi, presidente del Centro de Comercio, Industria y Servicios.

La entidad que representa al comercio concordiense se ocupó de gestionar con anterioridad, cuando surgieron los primeros indicios de lo que se venía. “Hemos hablado con todos los que se debía hablar, incluido el actual gobernador cuando era diputado. Se lograron algunas cosas. Por ejemplo, la provincia suspendió impuestos provinciales. Los comercios que están al día, pagan la mitad de la tasa por alumbrado público: en vez de 15 abonan 7,5 %. Son logros, pero nunca alcanzan y, en el actual contexto, casi ni se notan”, admite.

Lampazzi recuerda que “hace aproximadamente un mes y medio, el Centro de Comercio, junto a otras instituciones, participó de una reunión con representantes de la Cooperativa Eléctrica, quienes avisaron lo que se venía, y esa advertencia fue reenviada a muchos socios de la entidad. Pero, hasta que no te llega la factura, parece que hay una resistencia a creer… Ojos que no ven, corazón que no siente…”.

Por estas horas, desde el Centro comercial impulsan un encuentro amplio, al que invitarían a todas las instituciones, para afrontar la cuestión.
Cadena de deudores
La situación del comercio, la industria y los servicios es sólo un eslabón de una cadena de pagos que cruje hace ya tiempo. Las distribuidoras sufren un marcado deterioro en la cobranza y, en consecuencia, se endeudan con CAMMESA (Compañía Administradora del Mercado Mayorista Eléctrico S.A.), a la que deben pagarle por la energía mayorista. A su vez, CAMMESA, como ya no recibe auxilios del Estado nacional, tampoco cumple con las generadoras y transportistas, algunas de las cuales tambalean.

Prueba palpable de ello es el embargo dispuesto ayer jueves por CAMMESA a las cuentas de varias cooperativas del país, entre ellas la de Concordia. En este efecto dominó, la crisis del Estado aparece en ambos extremos de la cadena. Por caso, ni la Municipalidad de Concordia ni la Provincia de Entre Ríos están al día con los pagos a la Cooperativa Eléctrica. Los atrasos son millonarios y el intento de cobrar está prejudicializado, mediante cartas documento.

A su vez, los estados provinciales ya no pueden subsidiar a sus empresas distribuidoras, como ENERSA por ejemplo, que, en consecuencia, también se atrasa en los pagos a CAMMESA.
Las reacciones espasmódicas
Como ocurre toda vez que Concordia soporta algún tarifazo por la electricidad, resurgen esos históricos y espasmódicos reclamos para que la ciudad donde funciona una de las grandes represas de la Argentina sea beneficiada con un precio especial. Y vuelve la metáfora esa tan recurrente de que es injusto que estando al pie de la vaca paguemos más cara la leche…

En fin, el tarifazo actual es de enorme impacto, sin dudas. Algunos lo califican de inédito. Pero las reacciones puede que no sean tan inéditas sino inevitablemente repetitivas.

Enseguida se le reprocha a la provincia que no se ponga los pantalones ante Nación para exigir una tarifa especial, cuando, a decir verdad, desde el poder central ni siquiera están girando las migajas de excedentes, licuados por resoluciones que arrancaron en 2003 fijando precios ridículos para la energía que Salto Grande aporta al sistema nacional. O sea, llevamos 21 años de esa licuación y exacción que, de un plumazo, hizo que prácticamente desaparecieran los excedentes. Y, nada…

Otra reacción de manual, tan repetida como las anteriores, pasa por pedirle a Municipalidad y Provincia que limpien la factura de toda carga fiscal. Cada tanto, el Estado ha tenido algunos acotados gestos en tal sentido, pero nada que mueva el amperímetro, ya que hablamos de electricidad…

Puede que la única fórmula que no se haya probado sea la de una verdadera unidad de todas las fuerzas políticas y de las entidades de la sociedad civil que le de fuerza y contundencia a los reclamos de la región. Pero, tal vez, sea pedir un imposible.
Y aún no llegó lo peor
Es sabido que el aumento de la tarifa eléctrica, especialmente para los domicilios, aún no concluyó. Además de que habrá nuevos reajustes del valor de la energía mayorista, Nación ha anunciado que instrumentará renovados parámetros de segmentación de los usuarios. En principio, se dijo que lo haría a partir del 1 de mayo, aunque la fecha está en duda. La nueva fórmula incluye la llamada canasta básica energética.

Esta segmentación en formato Milei traería como consecuencia que muchos de los que hasta ahora están en el nivel 3 (ingresos medios) pasarán a nivel 1 (altos ingresos). Incluso, usuarios del del nivel 2 (bajos ingresos) también pasarán al 1. Un ejemplo: un remisero que tiene un auto 2019, que hizo un esfuerzo para mantenerse actualizado con el modelo, entraría en el nivel 1.

Según algunos cálculos aproximados que manejan en la Cooperativa Eléctrica de Concordia, una vez que se empiece a aplicar esa Canasta Básica Energética, el 70% de los usuarios serán considerados de Nivel 1 y, por ende, ya no tendrán subsidio alguno, ni siquiera para los primeros 450 kilovatios consumidos.
Fuente: El Entre Ríos

Enviá tu comentario