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Jero con su papá
Jero con su papá
Jero con su papá
“Tener oído absoluto es un don”, dice una mamá argentina con orgullo. Habla de su hijo Jerónimo, quien la sorprende todo el tiempo. “Implica tener la capacidad de escuchar una canción y, sin la necesidad de buscar sus notas, tocarla de inmediato. Implica también afinar una guitarra sin un afinador. Es ir en el auto, que suene una canción de Shakira, nunca antes oída, y ver como en casa Jerito la reproduce tal cual, en la misma escala”, relata Lulú. Y si llega a cambiar la escala, ríe su mamá, lo aclara enseguida.

Este niño de 11 años nació en la semana 28, pesó solamente 1 kilo y pasó 91 días eternos en neonatología. Tiempo después le diagnosticaban parálisis cerebral y empezaba una vida con ciertos desafíos y horas de terapias varias.

Su papá, amante de la música y de los instrumentos, compartió su pasión desde que Jero es chico. Y fue una profesora, Xixa, amable y talentosa, quien descubrió que este niño tenía algo especial. Un oído único. Aunque compartieron años de clase, si hay algo que define a Jero es que es un autodidacta. Prueba de ello es que tras haber apenas conocido cómo tocar el piano, unas 5 clases, escuchó Piano Man con su papá y la reprodujo tal cual, al instante.

Pero lo suyo son las cuerdas. Toca ukelele, guitalele, mandolina, merlí, charango, guitarra eléctrica, guitarra acústica, guitarra clásica y bajo. Siendo zurdo, aprendió con una guitarra para diestros pero colocando los dedos al revés que todos. “Su papá no podía creer la tarea titánica que lograba este chico”, recuerda con humor su mamá.

Hoy mira tutoriales y videoclips por youtube. Y mientras toca música, prende la cámara de su tableta, pero no para filmarse, sino para mirarse, algo que le encanta. De hecho, así práctica los gestos y movimientos de las grandes estrellas de rock a quienes imita a la perfección. Especialmente a Axel Rose de Guns´n Roses.

¿Pudo su limitación motriz ser canal para otras habilidades? Su mamá cree que sí, que seguramente la rigidez en partes como sus piernas o manos, colaboró con darle lugar al desarrollo de su oído… “y así hubo espacio para la magia”.

Rock y jazz son los géneros que más le gustan a Jero, pero también disfruta del pop, algo que comparte con sus compañeros del Colegio Cardenal Newman.

Hasta los diez años, llegó a tener diez terapias semanales. La pandemia complicó el escenario.

Hoy, tras la cuarentena solamente tiene dos. Curiosamente, la guitarra fue de gran ayuda para mejorar la motricidad de sus manos. Una aliada en la vida de Jerito, sin dudas.
Jero al teclado, su oído único y su actitud ante la vida, un ejemplo del cual aprender

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