“Entre vecinos tenemos que acompañarnos en todas las situaciones y especialmente no afectando a los demás”, comentó al respecto el cura párroco, Eduardo Canzonetta.
Según el religioso, a quien hizo el pedido “le afecta el sonido de las campanas del reloj” y también había otra mujer “que no puede dormir por el sonido de las campanas”.
Su resonancia indicaba el inicio de una nueva hora y las que se utilizaban en la parroquia eran las de mayor magnitud, con 600 kilogramos de peso.
No obstante, la campana manual, que se utiliza para convocar a los fieles a misa, continuará funcionando.
En este marco, el sacerdote también solicitó “bajar los decibeles” y que no se exija solo a la Iglesia: “Que las motos no tengan el escape libre, como así tampoco los autos, que en algunos casos suelen circular con música con excesivo volumen”.