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El presidente de la delegación argentina ante la Comisión Administradora del Río Uruguay responde sobre la contaminación en arroyos cercanos, industrias que vierten sus desechos en el curso de agua y la falta de tratamiento de los efluentes.

-¿Cómo se presentará durante la temporada de verano, turística y balnearia, el río Uruguay?

-Nosotros tenemos un programa de vigilancia de playas muy interesante y desde hace muchos años, verificando una serie de parámetros que permiten darle certeza a los intendentes, a los operadores turísticos y a los bañistas sobre en qué condiciones se encuentran las playas ubicadas a ambas márgenes del río. Esa información se releva mensualmente durante el invierno y semanalmente en el verano. Si bien por un lado será compleja por el caudal de agua que ya tiene el río, para esta temporada estival no se esperan inundaciones complicadas, aunque estará acotado el disfrute de los bañistas porque habrá menos espacio de playa. Eso hace que el caudal mejore otras condiciones, que son las de salubridad.

-Sin embargo, se ha detectado un alto grado de contaminación en algunos arroyos que finalizan su recorrido en el Uruguay. ¿Cómo influye esta situación en el río y qué competencia tiene la Caru para intervenir en esos sectores?

-Las notas reversales que la Caru utiliza para determinar el monitoreo del río establecen que debemos ir paulatinamente hacia un control de los efluentes. Inclusive, hemos empezado a estudiar y proyectar la zona de influencia de la ciudad de Concordia y también de la desembocadura del río Negro en el lado uruguayo. El monitoreo que se hace hoy es sobre el río y no solamente sobre el cauce, sino también sobre las costas, porque nuestro objetivo es tener una medición integral de cómo está la salud del río y es cierto que no nos podemos meter en el territorio de ninguno de los dos países ni tenemos competencia como para cuestionar o aplicar alguna especie de medida de policía ambiental sobre las condiciones en las que se encuentran sus ríos y arroyos. La conciencia que debe existir sobre esto en primer lugar debe estar presente por parte de quienes son intendentes, gobernadores, corporaciones que manejan parques industriales y la responsabilidad sobre el uso de agroquímicos, que hay legislación al respecto que se debe aplicar. Por lo tanto, nosotros somos receptores de una problemática que tiene que ver con lo que pasa de los dos lados, pero no siempre podemos intervenir; simplemente hacemos mediciones y eso da los resultados que luego publicamos. De hecho, sí preocupa porque el río Uruguay tiene un grado importante de caudal y es corrientoso, aunque no como el Paraná, y eso ayuda de alguna manera pero no soporta todo lo que pueda venir de las ciudades, los arroyos y los campos.

-En el caso de los arroyos, ¿hay o podría haber un monitoreo más puntual en la zona de sus desembocaduras en el río?

-Sí, de hecho en algunos casos los hay. Por ejemplo, la desembocadura del Gualeguaychú es parte de un monitoreo que la Caru viene haciendo desde 2011. Es decir que se realizan monitoreos donde, por ciertas circunstancias, se considera necesario hacerlos. El mismo plan de monitoreo de playas está ubicado de una forma en la que a veces se analizan las recepciones que vienen de estos arroyos, para saber de qué manera impacta en una zona de bañistas su desembocadura. Ahora, cuando se avance en lo que se está proyectando, a Concordia se lo va a analizar en función de todas las condiciones que recibe el río Uruguay desde parques industriales, ríos o arroyos que se encuentren en su zona de influencia. Lo mismo va a pasar con la desembocadura del río Negro, que no lo vamos a medir adentro porque no podemos, pero sí la zona de su desembocadura. A partir de eso, tendremos más estudios que analizar y nuevas conclusiones.

-Con los parámetros que se van tomando, ¿se encuentra realmente en condiciones y hay cierta seguridad que se le pueda ofrecer a los bañistas de aprovechar el recurso de manera recreativa y sin preocupaciones?

-Un río es dinámico y su análisis también. El estudio de un parámetro, como por ejemplo los que están dentro del plan de monitoreo de playas, es la fotografía de un día y puede cambiar, por eso en verano hacemos un monitoreo semanal. Hay datos que se pueden ir modificando de acuerdo a condiciones que no corresponden al río Uruguay, pero sí a afluentes, plantas de tratamiento o vertederos sin tratamiento. Estas cosas condicionan obviamente la calidad de las aguas para los bañistas. La responsabilidad de permitir o no el uso de esas aguas es del agente territorial, ya sea de un municipio o un empresario si la playa es privada.

-¿En qué instancia se encuentran los proyectos de las plantas de tratamiento de efluentes en las distintas ciudades de la costa entrerriana?

-Hay programas que se están elaborando, muchos de ellos ya concluidos o por iniciarse, al menos para la construcción de plantas de tratamiento de efluentes domiciliarios en distintas ciudades. Tengo conocimiento que del lado uruguayo se está avanzando y del argentino puedo confirmar que estos proyectos incluyen el mejoramiento de la planta de tratamiento de Gualeguaychú, construir la de Concepción del Uruguay, hacer la de Colón y San José y la de Concordia. Esto, sin dudas, puede llevar tiempo y muchos recursos, pero al menos ya se está en marcha. Y es fundamental, porque va a mejorar sustancialmente la receptividad que tiene el río Uruguay respecto de estos agentes y en el futuro la calidad de las aguas.

-¿De qué tiempos estaríamos hablando?

-No sé, porque son temas que manejan las autoridades locales. Entiendo que en Argentina había proyectos que estaban en etapa de conclusión, algunos que había financiado la Cafesg (Comisión Administradora para el Fondo Especial de Salto Grande), otros los propios municipios. Recuerdo que allá por julio o agosto de 2016 ya se estaba haciendo una convocatoria a consultores para definir este tipo de plantas de tratamiento. Y después la Caru, por parte de la delegación argentina, puso al delegado (Eduardo) Caminal para que forme parte de esos grupos que se encontraban en el ámbito de la Secretaría de Recursos Hídricos de la Nación, el Enohsa (Ente Nacional de Obras Hídricas de Saneamiento) y algunos otros organismos del Ministerio del Interior que estaban trabajando para proyectar, aprobar y luego conseguir el financiamiento necesario para esos planes.

-¿Hay alguna precisión respecto a la cantidad de desechos, tanto cloacales como industriales, que se vierten en el río?

-No, sería muy difícil que la Caru lo tenga. Quizás algún organismo provincial podría llegar a estimar la cantidad que se vierte. Sé que en el parque industrial de Gualeguaychú se está trabajando para modificar el sistema de su efluente al río Gualeguaychú mismo, que hubo problemas hasta con denuncias penales. De hecho, tampoco sabemos qué insumos vierten los parques industriales en su producción y, por ende, en sus desechos.

-¿Y porcentaje de desechos previamente tratados?

-Lo que sabemos es cuáles ciudades tienen plantas de tratamiento. Por ejemplo, volviendo al caso de Gualeguaychú, sabíamos que existía una planta que no estaba funcionando bien y por eso se está refuncionalizando. De hecho, del lado argentino me parece que no hay otra planta de tratamiento, por lo menos en materia domiciliaria. Debemos tener legislación con el tema de los agroquímicos, que se cumpla y haya planes de control, pero no somos nosotros los que debemos hacerlo y no significa que me esté cubriendo, pero en realidad eso le compete a las autoridades provinciales en Argentina y departamentales en Uruguay. Pero fundamentalmente el vecino en su casa que no clasifica los residuos para lograr que haya un tratamiento más eficaz, que permita luego que el efluente final sea menos contaminante.

-¿Del lado uruguayo cómo se encuentra la situación en relación a este tema?

-Sé que Paysandú, Fray Bentos y Salto tienen sus proyectos y algunos de ellos entiendo que ya bastante avanzados, pero no podemos hablar hoy por hoy que las ciudades estén con un adecuado sistema que permita no verter al río Uruguay sus desechos en forma aceptable.

-¿Cómo están las cosas con UPM Botnia, en cuanto a los controles que se están haciendo y los resultados que los mismos arrojan?

-Nosotros seguimos haciendo el plan de monitoreo, reformulándolo justo ahora en la zona de influencia, que serían los kilómetros de río que se considera que existe dominio de la planta y de la desembocadura del Gualeguaychú. El comité científico se encuentra trabajando activamente sobre ello, así que posiblemente en breve tengamos un plan más adecuado a la realidad de los estudios que se venían haciendo. Es clave en esto el acceso a la información pública, por eso cada relevamiento es difundido en forma regular en la página web de la Caru. La información con la que se cuenta hoy quizás sea con el delay propio de los meses entre los que se realizan las mediciones y se revalidan por los científicos, una vez que llegan los resultados de los laboratorios. Después de hacer mediciones durante casi cinco años seguidos, estamos en etapa de ponernos de acuerdo sobre un sistema que permita hacer conclusiones para decidir qué parámetros seguir, cuáles dejar y qué otros incorporar a la medición. Sin duda que UPM como cualquier otra industria o ciudad es agente contaminante, el tema es en qué volumen, condiciones y gravedad. A la fecha, los eventos que se produjeron han sido publicados y en alguna ocasión han tomado intervención las cancillerías, que se han puesto de acuerdo entre ellas en las cuestiones que trascienden a la Caru, de medir, analizar y relevar los datos.

-El caudal del río Uruguay, ¿es lo suficientemente fuerte para diluir ese tipo de desechos, como así también los industriales, agroindustriales y domiciliarios?

-Si bien no soy científico, la calidad del agua del río ha permitido suponer que sí, que no estamos ante un río que se esté saturando. De hecho, volviendo a la pregunta respecto a la utilización turística, soy un usuario recreativo permanente, que lo recorro con una pequeña embarcación que tengo, me baño y permito que se bañen mis hijos. No hay alertas que puedan hacer suponer que las condiciones naturales del río hoy no permitan diluir, pero debemos evitar que esto se agrave. El río tiene su dinámica, pero hay que ayudarlo.
Fuente: El Entre Ríos Edición Impresa

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